Adiós


Es último día de mes. No debería, pero diré que tenía ganas de que terminara. No le quito mérito al pobre enero, con su frío y sus ganas de tocar un poquito las narices, pero sí, qué bien que termine.

Eso sí, no había mejor forma de que terminara. Cerrando ciclos, empezando aventuras, y grandes reencuentros. Cómo no, nos quedamos con lo bueno, con lo aprendido, y empezamos de nuevo. O mejor dicho, empezamos un poquito más sabios. 

Sentimientos encontrados entre rayos de sol que te salvan del vaho de tus labios. Cansancio acumulado sobre un corazones alegres. 

Enero ha demostrado que la vida, por todo lo malo, algo bueno te da. Gran canción de Diego Torres. Con grandísimas verdades. 

Y quizás lo malo no haya sido tan malo, pero os aseguro que lo bueno ha sido espectacular. 

Me quedo, en este mes, me quedo con las personas que han estado ahí siempre. Y me quedo también con varias personas interesantes que me he cruzado. Personas curiosas, que tantean el terreno. Personas que les falta, quizás, un poco de valentía, pero están en ello. Personas fuertes aunque no lo sepan. 

¡Ah! También me quedo con la despedida de aquellos que se han ido, definitivamente -y con feliz recuerdo- de mi vida. Al fin y al cabo, no hay comienzos sin finales.

Enero. Bonito mes. Pero menos mal que termina...


Ana 'Uala'

La suerte está echada



Hoy quería contar tantas cosas, tantísimas. Imágenes barridas de personas importantes, sentir de muy cerca y muy intensamente. 

Me dijo una vez un chico que tuviera mucho cuidado con lo que le pedía al universo. Que debía hacerlo bien, porque si no, las cosas se podían torcer, y podía acabar odiando aquello que había pedido. 

Fue este mismo chico que me incitó que hiciera de mis hobbies... pues hobbies, y dejara para la parte económica algo más práctico. Sí, porque en esta vida no hay nada mejor que ser práctico, y en los ratos libres, dejarte llevar por tus sueños y por las pasiones. Aquello que no sirve. 

Es algo que me sorprende, porque es un chico... como decirlo. No diré diferente, porque todos lo somos. Digamos poco tradicional. La gente podría tacharle de raro. Sin embargo, no me canso de sorprenderme. Consigue hacer de la los paranormal, normal. Y por primera vez, no lo digo como halago. No entiendo como alguien que cree como cree, que sueña, que sabe  de la existencia de un destino... Se deja influir tanto por la sociedad. 

Siempre he pensado que tenía que ver con el dinero. A él le gusta aquello de "vivir bien", igual que a su novia. Aquí es cuando entro en debate sobre qué es "vivir bien", y qué se necesita para hacerlo. Y si el dinero es proceso importante de esta comodidad. También me pregunto cuando se convirtió el dinero en necesario, y cuando lo que adquiere, en felicidad. 

Cuando esa felicidad pasó a ser triste, y te dice que no te dejes llevar por tus pasiones, que eso es para el rato libre. 

En esta vida, si no se vive de pasión, no se vive de nada. Porque es la llama que te mueve. ¿De qué sirve ser una flor, si no puedes lucir tus hojas? 

Digan lo que digan, tu suerte no está echada. El destino está escrito, quizás sí, quizás no. Si lo está, actúa de acuerdo al mejor destino que te ha podido tocar. Así que rectifico.

Si tu suerte está echada... Piensa que es de la buena. 

Ana 'Uala'

Aquí y ahora.

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Ni mañana, ni ayer. En realidad, hoy tampoco.

Todo, hoy, ayer y mañana, son lo mismo. Son ahora, y son decisiones tuyas.

Un día, me gustaría poder interiorizar el concepto del tiempo simultáneo. Este verano, descubrí a manos de in librero, muchos autores y más horas, que todo lo que ha pasado, todo lo que está pasar y el tic tac que estás oyendo en tu reloj ahora... Bien, todo, está ocurriendo al mismo tiempo. Todo.

Cuesta creerlo, ¿verdad? Yo tampoco acabo de entender el concepto del todo... Y estoy abierta a debate.

Esta es la historia de otro ciclo que se cierra. Quedan exactamente siete días para que comience una nueva aventura. Siete días. Qué emoción.

He tardado casi un año en introducirme al concepto del tiempo relativo, y de las realidades que no lo son tanto.

Ahora, comenzará la emoción de aplicarlo.

¿Sabéis lo que me han enseñado, personas, libros, experiencias? Sobre todo, personas. Que todo puede pasar, que todo lo bueno está allí, y que es decisión tuya levantarte, y cogerlo. Que si no existe el tiempo, no hace falta preocuparte por "perderlo", mientras sea haciendo cosas felices. Porque no vale la pena que ocurran cosas que no provocan felicidad.

Que empiece la aventura, pues.

Nos vemos la semana que viene, y feliz domingo.

Ana 'Uala'

Felicidad, es.

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[Hoy tomo prestada una foto, que aunque no la hiciera yo, la encontré muy mía desde el momento en que la enfocaron.]

Felicidad.

Felicidad es reencuentro. Es la sincronización de risas, mientras el tiempo se detiene entre pasado y futuro. Es olvidarse de los miedos porque según Gauss, y según Juan Salvador, los límites no existen, diga lo que diga el sistema educativo. Chocolate manchando las comisuras de tus labios, dibujando sonrisas ente cafés. Es felicidad. 

Es felicidad las horas muertas resucitadas en buena compañía. Es felicidad tener dos hogares -¡o más!- pero uno muy, muy cerca. Con una cara familiar que desfrunce el ceño. Una cara sin la que podría vivir, pero decido no hacerlo. Porque felicidad es tenerla en mi vida. 

Felicidad es que los abrazos no entiendan de distancias. Ni el amor, ni la magia. Los recuerdos tatuados en forma de tatuaje, que van marcando una vida. 

Es felicidad que en semanas que empiezan con lunes, haya motivos de sobras para sonreír. 

A pesar del frío, ha salido el sol. Los niños ríen en la calle. Hay personas que te ayudan, encantadas. Se crean nuevas amistades. Se rompen corazones, lo que significa un nuevo comienzo. Personas se van, personas vuelven. Adiós, hasta pronto. Bienvenido. Haces planes alternativos, sueñas, lees, ves películas absurdas. Hablas por teléfono. Hablas. 

En fin. Que ya es jueves, y la felicidad, hoy, está. Está a horas de distancia, y está muy dentro, palpitando en el pecho. 

Ana 'Uala'


Je veux de l'amour

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Propuesta del día. Del cada día. 

Hoy, nada puede salir mal. 

Quisiera que probarais y me dijerais cómo os va el día. Pero nada de decirlo por decir. Quiero sinceridad en vuestros pensamientos, que no en los labios.

Hoy he soñado. He soñado cosas maravillosas. He soñado en la felicidad de la distancia, y en los abrazos que habían quedado pausados. He soñado en mariposas en el estómago, y una sonrisa que luchaba por salir. He soñado con reencuentros y despedidas -de esas que después de haberte reconstruido el alma, te rompen el corazón en dos.

Mil imágenes bailaban como fotogramas de películas viejas, con recuerdos del verano que aun no ha llegado y las aventuras que están por llegar.

Tardes de desvarío en el césped, viendo reflejado en el cielo los sueños que están por cumplirse.

Ha sido un sueño precioso. O quizás no ha sido un sueño. Quizás, como dice un amigo, eso sea la realidad, y esto el sueño.

¿Importa? Os diré, que si la realidad no existe, si no es más que un ilusión que recrea nuestra mente... Os diré que si eso es así, nunca nada puede salir mal.

Y a la porra la ley de murphy. 

Ana 'Uala'


Entre apuntes y cervezas

Moritz

Con la energía y motivación que hacemos aquello que nos gusta, no entiendo por qué, en muchas ocasiones, estamos haciendo cosas a disgusto. O mejor dicho, cómo puede ser que no consigamos hacer de aquello que nos desagrada, algo que nos encante. 

Bien, está medio país de exámenes -el otro medio, pues a medias-, y me pregunto. ¿Cómo narices han conseguido que los alumnos detesten de esta forma estudiar? Quiero decir. A mí, personalmente, aprender me encanta. Y me rodeo de gente que sé que le ocurre lo mismo. A la gente que no le gusta aprender, deberían darle una buena lección, y entenderían el placer que es adquirir nuevos conocimientos. 

Entonces, me sigo preguntando. ¿Por qué no nos gusta estudiar?

Digo, me hago cargo de que hay gente a la que le gusta. Incluso a algunos, no les disgusta. Pero a la gran mayoría le parece un trabajo tedioso, y estar de exámenes implica ojeras, ropa poco combinada, barbas de tres días y coletas altas -para no peinarse. 

¿Por qué? 

Padres dirían que si estudiaras día a día, un poquito, al final no tendrías que agobiarte. Estoy de acuerdo, pero también debo decir... A mí, si me explican día a día las cosas bien, no me falta cabeza, y al final, sólo tendría que repasar. 

Me acuerdo del mejor profesor que he tenido, jamás. Daba clase de historia, una asignatura que al final, siempre tienes que acabar repasando un poco. Conseguía... Conseguía traer la historia al aula. O mejor dicho, llevarnos a nosotros ahí. Entre risas, bromas, y muchos cotilleos, conseguía que Maria Antonieta fuera la repelente de clase, y enamorarte de Carlos I, V de Alemania. 

Este hombre conseguía, que a final de curso -recordemos que en el colegio, las asignaturas eran anuales-, al mirarte los apuntes, dijeras: "¡Si esto es lo que explicó el otro día!" Y ese otro día era septiembre, mientras que estábamos a un paso de piscinas y playas. 

Quizás deberíamos plantearnos que estudiar fuera como jugar al trivial. Un juego, y no una presión que se nos impone, una obligación que dice que nos salvará la vida -ir al cole, estudiar una carrera, hacer un máster, un doctorado... y obviamente, tener un trabajo de aquello que has estado haciendo las primeras dos décadas de tu vida- y en realidad, lo que nos salva la vida son los ratos entre estudios. 

Quizás. 

Ana 'Uala'





Maravillas escondidas


Buenos días, feliz lunes, y feliz semana. Sí, sabemos el tradicional odio hacia los lunes -pobres- y más en semanas como estas -de las que quieres que terminen cuanto antes- pero ¡eh! da la casualidad de que esta semana, justo esta, hay recompensa al final. Así que empiezo dando las gracias, que la vida por todo lo malo algo bueno te da, como dice mi querido amigo Diego Torres. 

Estaba yo cotilleando fotos de amigos, y viajando de blog en blog, mientras pensaba: lo que daría por estar ahí ahora... Vamos, de eso que llaman "envidia sana". 

Hay personas que no creen en ese término. Dicen que la envidia es mala, sea del tipo que sea. Yo creo que no... Creo que lo que llamamos envidia sana sería más bien un deseo pasajero, ese momento en el que pensamos: ¿Y si mi vida fuera otra? ¿Y si fuera esta persona? Pero luego se pasa, apagas el ordenador, y vuelves a tu vida, te estiras en la cama, cierras los ojos, y eres feliz de ser quien eres. 

Conocí, una vez, a una chica. Una chica que creo que tendría que ser obligatorio conocerla. Es una chica... Como explicarlo. Os juro, os juro, que no creo que hubiera sentido la envidia nunca. Se alegra genuinamente, siempre, siempre. Por todo. Es feliz de ser quien es, de su vida, de todo lo que le rodea. Es feliz por aquellos que son felices, y quiere que los que no lo son, lo sean. Vive de sonrisas, y la sencillez es su ley de vida. Dar es recibir, y menos es más. Así de simple. 

¿Su secreto? La gratitud.

Y yo me pregunto. ¿Qué nos diferencia de ella?

Ana 'Uala'


El árbol de los deseos


Existe, en tierra lejana, un árbol de los deseos. De hecho, no es sólo uno, son muchos. Muy repartidos, son fácilmente reconocibles. ¿Cómo?

Están llenos de deseos. 

Por cada deseo, un trozo de tela. Viejo, nuevo. De la camiseta o del pantalón. El pañuelo de bolsillo de tu padre. El trapo del coche. Cualquier cosa sirve. Y el proceso es muy simple. Te acercas, y buscas una rama vacía. En el momento parece imposible, pero siempre hay hueco para los sueños. Aprietas con fuerza la tela y cierras los ojos, y se tiñe esa sonrisa que el soñador no ve, pero que ilumina su cara. Sonríe, y deseando, hace un nudo, con la tela, en el árbol. Y deja el sueño ahí, creciendo junto al árbol. Pero no os preocupéis. No es un sueño abandonado. Es un deseo, un deseo por cumplirse. Es un deseo prometido. Lo has prometido. Tú sigue adelante, que el Universo se encargará del resto. Le has confesado a la Tierra tu mayor secreto... 

Sinceramente, es un árbol que me trae buenos recuerdos. Cada vez que ando por esas tierras lejanas -que laten muy profundamente en el pecho-, intento buscar uno de éstos. Y si vuelvo a uno que ya me he cruzado... Sí, admito que intento reconocer mi trozo de tela. Nunca la he vuelto a encontrar, pero quiero pensar que es porque se han cumplido todos mis deseos. De hecho, estoy convencida que es así. 

Veranos compuestos de estrellas fugaces y telas sobre árboles. 

Conozco a una chica que durante años, pedía el mismo deseo a las estrellas que caían del cielo a nuestra terraza, en noches frescas de días calurosos. El mismo deseo, a mil estrellas fugaces, durante mil y una noches. 

Os diré que no todos los sueños se cumplen como uno ha deseado. Y no sólo deseamos sueños. Esta chica, esta chica que conozco -que tiene un estómago de hierro y... o más bien, es un saco sin fondo- consiguió, por breves momentos, que el cielo se alineara para ella. Y una mágica noche de verano, se perdió todas las estrellas fugaces, porque estaba brillando ella. 

No os contaré el final de la historia, porque le pertenece a ella. Diré que quizás su historia de amor habría quedado descartada en el cásting de películas con finales felices. Pero es su final, sólo suyo, y no podría haber sido mejor. 

Así que no te rindas. No hacen falta telas y estrellas para cumplir tus deseos en realidad. Pero nunca está de más recordarte qué es lo que querías. 

Ana 'Uala'


Saltar al abismo


Esta mañana me he leído al introducción de un libro, que si me llego a leer en algún momento, y si es tan bueno como parece, os comentaré. 

La cuestión es que este texto introductorio... Bien, es interesante. Muy interesante. Y me ha hecho pensar varias personas que me he cruzado a lo largo de la vida. Personas interesantes, que han cumplido con aquello de lo que hablaba el texto. 

Una vez, en un debate en clase, una profesora dijo algo que me marcó mucho. Los antisistema son parte del sistema. Realizan un papel muy concreto en esta sociedad. Pero van en contra de unas normas establecidas. Hacen lo opuesto a lo que la sociedad les obliga. Pero siguen teniendo los establecido muy dentro de ellos. Simplemente, se rebelan contra eso. Y es tarea difícil ir siempre en contra de la corriente. 

De la gente que quiero hablar hoy -me he cruzado pocos, muy pocos... poquísimos-, es aquellos que tienen otra forma de vida. Y no me refiero a una vida en la que trabajan minuciosamente para ser diferente, y al final lo consiguen entre autoengaño y costumbrismo. Hablo de personas genuinamente atípica. Personas, curiosas, que no sé cómo, han conseguido no interiorizar lo que les enseñan, y van aprendiendo a medida que pasan los días. Personas que realmente creen en otro estilo de vida. Estereotipadamente, me encantaría conocer a un montón de monjes budistas. Tengo la sensación que tienen mucho que enseñar en este aspecto. Aunque quizás sean las cosas que me ha enseñado la sociedad, y sea todo mentira. En fin. 

He tenido la suerte de conocer a varias personas así. Y siempre me asombran. Siempre. ¿Cómo lo deben hacer? ¿Cómo creas un nuevo estilo de vida?

Quizá sólo tengas que atreverte a saltar a lo desconocido. 

Ana 'Uala'

Pasito a pasito



Una amiga -o futura amiga. O amiga en construcción. O.. no sé. ¿Estas cosas se definen?- me pidió el otro día que me indignara. Que no podía se que todo me pareciera bien. Que ella sólo se inspiraba cuando la rabia le hacía latir el pecho. 
Bien, intenté explicarme. Creo que entendió lo que quería decir, pero voy a poner un ejemplo práctico. Pero antes...

Antes, dejadme que os diga lo que le dije a ella. La indignación... la indignación puede mover mundos. Claro que puede. De hecho, en España, en los tiempo que corren, podemos verlo. Gente movilizándose por la misma causa, gente que explota por la presión. Pero... y he aquí un gran pero. La rabia, la indignación... es momentánea. Es el aire fresco después de que alguien te esté ahogando en el agua. Es esa bocanada que sabe a gloria, que te recuerda que estás viva. Que sientes, que el pecho late, que el sol brilla, y que mientras respires, puedes con todo. Pero respirar es un acto reflejo. No pensamos al respirar. Así que sólo apreciamos este acto vital después de que nos esté faltando. 

Y creo que aquí reside la diferencia. Para mí, hay un poder mucho más grande que la rabia que moviliza el mundo. Suena cursi, suena típico y definitivamente no quiero ser la nueva Madre Teresa de Calcuta. El amor, el amor te hace latir el pecho todo el tiempo. Te enseña que, unidos, somos más y mejor. Que hay razones para seguir luchando, cada día. El amor te hace hacer, te hace sentir, te hace dar. El amor es la causa y consecuencia de la vida. Una vida sin amor, sólo se llenará de bocanadas de aire después de vivir bajo el agua. En cambio, el amor es como respirar aire fresco cada día, cada hora, cada momento. 

Bien. Sigo con el caso práctico. Ayer, me indigné, y mucho. Muchísimo. Algunos considerarán absurda la razón. Quizás fuera "esa" gota que colma el vaso. La cuestión, estaba muy, muy enfadada. Y empecé, como todo el mundo, a despotricar. Me enfadé con el universo, con el mundo, con sus ciudadanos. Mandé a freír espárragos a media ciudad. Y pensé... con lo simple que es todo, ¿por qué nos empeñamos en complicarlo?

La cuestión, me siento hoy con esa furia de palabras, y pensaba. Hoy, despotrica. Critica, di lo que las personas hacen mal,  y no sobre personas que se dedican a hacer de este mundo, el mejor de los mundos. Olvídate de todas aquellas personas que hacen que te olvides de tu cabreo. De los guerreros del amor y la luz. Olvídate de al chico que has conocido esta mañana que se dedicaba a hacer zumo de naranja para que la gente desayunara vitamina C, y piensa en el antipático que te ha empujado en el metro. Olvídate de aquellas personas que predican con la acción, y piensa en todos esos hipócritas que usan palabras políticamente correctas. Olvídate de las risas desenfadadas, y piensa en las discusiones que acaban en insultos. Olvídate de las personas buenas, y piensa en toda esa crueldad humana, en todo ese racismo, esos engaños, esa corrupción, en todo ese odio...

Y, sintiéndolo mucho, no he querido quitarle mérito a la bondad. 


Ana 'Uala'

Eso es


El amor está sobrevalorado.

Perdón, no quería comenzar así. Decir te quiero está sobrevalorado. Es tan simple, tan sencillo, tan fácil. Te. Quiero. Y ya está. Cientos de momentos, de emociones, de sonrisas y lágrimas quedan reducidas a ocho letras, dos palabras, tres sílabas. Un sólo significado. O eso dicen. 

Me asombra la capacidad de síntesis de esta frase. Reducir algo tan complejo... Pero espera. ¿Es acaso el amor complejo? Vamos a pensarlo. 

Hemos quedado que es fácil decir te quiero. Es fácil escribir textos bonitos, y pasar tardes entre risas. Es fácil llamar a alguien amiga, es fácil hacer brindis sinsentido y fácil hacer bromas absurdas. Es fácil, muy fácil. 

Es difícil, señores y señoras, es difícil decir un te quiero de verdad. Es difícil decirlo cuando de verdad lo sientes, porque sabes que al decir te quiero, estás reduciendo un mundo a un suspiro, y eso no puede ser. Decir te quiero significa controlar tus emociones, significa trivializar un sentimiento cuya complejidad aun no entendemos. 

Pero no es lo único difícil. Es difícil saber callarse. O más aun, saber qué decir en el momento adecuado. Es difícil poder escribir un texto, y que el significado esté entre líneas. Es difícil dar consejos sin juzgar, y más aun saber mantenerse a la distancia adecuada, para sentir a alguien cerca pero sabiendo que te deja el espacio suficiente para crecer. 

Es difícil pasar tardes entre lágrimas. Y es muy, muy, muy difícil parar el mundo. 

Pero esperad, que ahora ya no sé. No sé si es complejo o no. Quizás lo difícil sea hablar del tema. Porque dejadme deciros que hay personas que hacen la amistad muy fácil. Muy. 

Y sinceramente, os recomiendo tener una de estas personas en vuestras vidas... Esté cerca o lejos. 

Hacen que los abrazos tenga un valor incalculable. 

Ana 'Uala'




Objetivos y prioridades


Quizás hablo desde la inexperiencia. Algunos pensarán que no sé de lo que hablo. Pero yo creo que todos, todos, todos, si queremos, podemos hablar de amor. Cualquier persona que haya sentido su corazón latir al pensar en alguien -sea amigo, sea familia, sea amor eterno, sea ese chico del autobús...- puede saberse experto en amor. 

Pero dejad que continúe con algo que comencé ayer. Dije que no nos habían enseñado a distanciarnos. ¿Sabéis qué más no nos han enseñado? A querer unilateralmente. Tú, cuando quieres... no deberías querer para ser correspondido. Es simple. El amor no es un trueque: es un REGALO. Tú amas porque el amor es esencial para vivir. Porque sin amor, de cualquier tipo, los colores pierden matices y al música no tiene pulso. 

¿Entonces? ¿Cómo funciona? ¿Te has preguntado, alguna vez, qué siente aquél que te quiere y tú no le correspondes? Ahí tienes el amor que querías. Nadie nos contó que cuando tu amas, el amor vuelve a ti, siempre... pero no siempre de la misma fuente. ¿Os acordáis de la cadena de favores? Pues algo así. 

Qué no digo. Obviamente, el amor es maravilloso es mutuo: al fin y al cabo, así se forjan relaciones. Pero también es un privilegio poder amar, y si no somos correspondidos... Bien, ama por el puro placer de amar. Amar por ti, y no por los demás. Ama para ser mejor personas. 

Ama.

Ana 'Uala'

Distancias relativas



No sé por qué el ser humano se empeña en vivir una vida sedentaria, cuando está claro que lo nuestro es ser nómada. Nómadas del desierto. Nómadas de vida. Nó-ma-das.

Sería todo tantísimo más fácil si nos enseñaran que las distancias no son un obstáculo, sino una bendición. Bendición, porque la distancia significa viajar. La distancia significa ir detrás de tus sueños. La distancia significa atreverse, aventurarse, descubrirse y crecer. 

Ojalá la vida se compusiera de hasta luegos, y todo el mundo andara viajando... Y coincidieramos al otro lado del mundo. 

Nos cuentan en nuestros libros que el amor no supera las distancias... Pero podemos demostrar, y demostramos, que no es cierto. Que no sólo la distancia no importa, sino que el amor puede con todo. 

Hoy, la historia de dos jóvenes, dos jóvenes que se van. Se van lejos, pero quizás no tanto. Se van, quizás para acercarse. Porque conocerse es estar más cerca de las personas queridas. Ser feliz es formar parte del amor de tu entorno. 

No sólo se tienen el uno al otro: tienen el mundo a sus pies. Esperanzados, aventureros, luchadores... y guapos, que no quede por decir. Se van, ahora que se han encontrado, a buscar lo que les falta. Y quizás lo que les faltaba era, justamente, marcharse. 

Mucha suerte.

Ana 'Uala'

Pausa


Y ponte a recordar.

He tenido que parar, para recordarme todo aquello que digo. A veces, las palabras no bastan, y hace falta demostrar[te] que es cierto, que las cosas son así. Que la felicidad está ahí, que tu destino está escrito, pero depende de ti cumplirlo. 

Así que empezaré pidiendo disculpas por esta pausa. Continuaré diciendo que a veces hace falta pararse a disfrutar del camino. 

¿Sabéis qué hace falta también? Hace falta no sólo parar, sino alejarse. Por voluntad propia, claro está. Aunque a veces sea difícil diferenciarlo. ¿Y sabéis para qué? Para ver la vida con perspectiva. 

Alejarse significa concienciarse. Tú te alejas, y ves aquello que sientes. Y decides agarrarlo y no dejar de sentirlo. Así apareció la melancolía en la vida de las personas, cuando no sabían diferenciar entre la alegría de sentir las cosas sin pensar en esa felicidad... y la pena de ver esa alegría desde lejos. 

Porque no es más que un sentimiento. Un sentimiento que depende de nosotros mantener. 

Así que aléjate, date cuenta de que eres feliz, y vuelve para seguir disfrutando de lo que tienes. Si no eres feliz...

Bien, date más prisa por volver, que tenemos trabajo por delante. 

Ana 'Uala'

Salir volando


Hoy, he tenido la felicidad en las manos. La he palpado, la he sentido, la he querido. En forma de palabras, en forma de cartas y en forma de corazón. En forma de lágrimas y blogs, en forma de sueños cumplidos. En forma de castillos en el aire. Felicidad, brillante, dentro del pecho. Y he decidido que no quiero soltarla, nunca más. Que me la quedo, que es mi elección. Y elijo ser feliz, ahora y siempre. A pesar de los a pesar. 

¿Sabéis la suerte... la ENORME suerte de haber nacido que tenemos? La suerte de existir, de estar aquí. Las probabilidades de nuestra existencia eran una entre infinitas. Y aquí estamos. Coincidiendo con más probabilidades. Probabilidad por probabilidad, igual a maravilla. Igual a magia. 

Hoy ha sido día de decisiones, de alegrías. 

Gracias a todas a aquellas personas que persiguen sus sueños, que nos demuestran que nosotros también podemos. Que desde la ignorancia, apoyan nuestros proyectos y nos inspiran. Que creen en nosotros. Gracias, gracias, y mil veces gracias a las personas que transmiten AMOR en cada gesto, en cada acción. En cada sonrisa. GRACIAS por dejar legado. 

Aprender a volar es mucho más fácil con grandes maestros. 

Hoy, toca replantearse las cosas. 

Ana 'Uala'


Mundo mejor


Una de las cosas que más me gusta de la idea de Don Quijote, es el cambio de papeles que van haciendo a lo largo del libro -admito que no me lo he leído entero, y hablo desde fragmentos. 
Sancho se va volviendo cada vez más valiente, más soñador... Mientras que Don Quijote, dentro de su locura, se va volviendo cada vez más y más cuerdo, deja a un lado sus sueños para racionalizarse. 

Discutía una vez con una amiga, argumentándole que si de los realistas dependiera, no estaríamos en ningún lado. Einstein aseguraba que la clave era la imaginación, y los castillos que sueles soñar están en las nubes, no en un valle de fácil acceso. 

Tengo el placer de conocer a una chica que sueña, que cree, que percibe de forma diferente. Fe, esperanza y optimismo. Cree en el cambio, y deja que el amor fluya a través de ella. Pacifista como elección de vida, no se da cuenta de lo necesaria que es su visión del mundo.

Nunca duda de la bondad de las personas, aunque tampoco peca de tonta. El amor trae la unidad. Suspira por tonterías, y piensa en grande. Genuina donde las haya, es la única persona que conozco que realmente no se esconde de los demás, y no le importa como la vean. Eso, señores, es paz mental. 

Su visión del mundo lo hace un lugar mejor. Cuando ves el mundo a través del amor, y lo ves, y no simplemente te lo crees... El mundo empieza a ser lo que ves.

Es, por lo tanto, esencial que empecemos a ver al mundo tal y como queremos que sea. De esta forma, cambiará sin que nos demos cuenta. Porque en realidad no estará cambiando el mundo, sino nosotros.

Ana 'Uala'


El 13 de la buena suerte


Es curioso pensar que año nuevo es un lunes maximizado, al que le dipositamos toda clase de esperanzas para un nuevo comienzo. Sin embargo, a nadie parece molestarle comenzar de nuevo. Las energías se renuevan, la fuerza está en nosotros, y nos sentimos felices de pasarlo junto a aquellos que queremos. Un inicio perfecto. 

Mi madre acaba de entrar a mi cuarto -sin picar, siempre- y me ha recordado que hoy, dos de enero, es un día importante dentro de un calendario alternativo que vivimos en casa. El día de la suerte. O del destino, depende de la traducción que quieras usar. 

Dicen, dicen y me encanta que digan que todo lo que hagas el dos de enero, se repetirá el resto del año. Es decir, si llenas de amor tu día, recibirás amor el resto del año. Si te enfadas, tu año se teñirá de cabreos y malos humores. 

No creo en la rotundidad de la exactitud, y estoy segura que con esfuerzo, a lo largo del año, se pueden cambiar las actitudes, pero... nunca está de más, ¿no? Así que empecemos bien el año.

¿Lo mejor? Ni siquiera lo pusieron el día uno... El destino te da un día de resaca de margen.

Me recuerda a un comentario que me hizo, una vez, una persona muy sabia. Podrás saber cómo es una persona dependiendo de la decisión que tome en unos pocos determinados momentos de su vida. Hay días cruciales, que te definen y permiten conocerte. Hoy sería el día crucial del ciclo vital de un año. 

Así que definámonos bien. 

Ana 'Uala'