Caracol

Mi móvil, un libro, cuatro monedas y unos pendientes. Mi cacao de labios, algunos tickets arrugados... quizás un pintalabios. Seguro, una botella de agua. A veces, una llave. Últimamente, insulina.
Abro los ojos, y es a lo primero que llega mi mano. Mi mesita de noche. Miro la hora, y me fijo con quien estoy compartiendo despertar. O con quien he compartido sueño, que normalemnte soy la primera en abrir los ojos. Soy impaciente para lo que tiene que llegar.

Esta mesita de noche, esta, es hogar. Esta mesita de noche la encuentro esté donde esté. Mi mochila es hogar. Mi falda gitana es hogar. Mis converse rojas son, definitivamente, hogar. Despertarse cada mañana y hacerse un café, es hogar.

Ver el mundo desde arriba, es mi hogar favorito.

Pero las personas, las personas son el mejor de los hojares

¿Cómo se llama a la sensación que te llena de calor al conocer personas que se quieren? Personas que son amor, son hogar, son faros en días de niebla.  Personas que son hogares con brazos abiertos, sonrisa genuina, sin control de pasaporte y sin fronteras.

Hace 365 días, recibía el 2015 con un cielo verde, personas más verdes aún, y una luz que lo iluminaba todo. Nunca llegué a ver de donde venía, aunque algunos juraron que de muy dentro del corazón. Con ganas de volar, así llegó el 2015.
Este año, el cielo era azul, una escala de azules con el mar. Y rojo, este año empieza con rojo. Rojo amor, rojo hogar, rojo calor, rojo pasión.

Este año, volando.

Como me dijo una amiga muy sabia... 'uno siempre vuelve a los lugares donde amó la vida'.

Así, el día que te caigas, sólo tienes que volar. Volar a cualquiera de tus hogares. Volar a donde amaste la vida.

Ana 'Uala'