Cambios, contraste y mucho colorido


Conozco a un chico, que su boca habla más que sus mirada. Un día, decidió correr el velo delante de sus ojos, y se creyó su propia mentira. Se rindió antes de empezar. Decidió guardar su potencial en un caja hecha de miedo, y dejó que se quedara sin aire. Mató la esperanza, ahogándola en su propia miseria. 

No es una historia triste. De verdad que no lo es. Es una historia como la de millones de otros. La historia de todos. La historia de las decisiones que tomamos. Pero sobre todo, de como reaccionamos ante las consecuencias. 

A este chico le da miedo ser bueno. Disimula sus temores entre bromas y noches en blanco. Aunque siempre he sospechado que se acuerda de todo lo que dice, pero quiere olvidar. Olvidar que no cree en nada de lo que dice, y que es más fácil huir, que cambiar. Que es más fácil cargar a otros con la responsabilidad de ser buenos, mientras el se esconde entre gracias que dejaron de tenerla hace mucho. 

Sabe que tiene amigos, pero también sabe que no serán eternos. Y sin embargo, se hunde en un bucle sin fin en el que empezar de nuevo es demasiado esfuerzo. Es mucho trabajo para una sola persona. Es mucho trabajo para alguien que no sabe qué hacer. 

Es tan fácil ser infeliz...

No hay que estar tristes. Este chico eligió hace tiempo qué hacer. Él solo. Él solo sabrá volver atrás en sus pasos, si cree que es lo que debe hacer. 

Yo os prometo que es bueno, muy bueno. Y mientras pueda, seguiré viéndole como el chico bueno que es. Con un poco de suerte, él vuelve a verlo de nuevo.

Quizás cambiar -o mejor dicho, crecer- no sea tan difícil entonces. Quizás, sólo quizás, sus ojos empiecen a hablar más que sus labios. 

Ana 'Uala' 





Resucitar

Fotograma de la película One Day



Felicidad. 

Felicidad es reencuentro. Es años en blanco, contados a cámara rápida entre el café y la cerveza. Es la relatividad del tiempo, y la ausencia en la presencia. Es acordarte del matiz de una voz. Felicidad es vidas paralelas, sentadas en un sofá. Es recuerdos de fechas indefinidas, ocurridas mientras vivíamos la vida. Es la memoria recordando diez dónde sólo había uno, recordando anécdotas jamás ocurridas. 

Felicidad es que vuelvan las palabras, los silencios, los pensamientos. Es reiniciar, para actualizar el software y dejar los miedos en el modelo antiguo. Es aprender, sentir, decidir. Felicidad es poder elegir.  Es volver a perderse entre páginas, volver a dejar tus huellas sobre la aspereza. Dejar la mente en blanco, y el corazón latiendo. Vivo. 

Había una vez, la historia de una edad. Sí, de una edad. Una edad llena de dudas, temores, indecisión. Una edad de incertidumbre. Llena de consejos gastados de labios incluso más gastados. La misma historia que cientos de decepciones, cientos de "debería pero no quiero", miles de "será lo mejor". Es la edad de resignación, de bucles sin fin entre generaciones. 

Por eso, la historia de esta edad es díficil de explicar, las palabras parecen siempre las inapropiadas. Parece ser que se diluyan en el tiempo, olvidando los sentimientos para dar paso la experiencia. La de otros, jamás la tuya. Porque el único fallo de esta edad, es que no se puede volver atrás. Una lástima, si me preguntan a mí.

Esta historia... Esta historia se escribe a sí misma. Esta historia acaba cuando acaben todas las demás. Al final de esta historia, nos espera Caronte para llevarnos al principio de otro camino. 

Creo... Creo que felicidad es que esta historia sea tuya, única e intransferible. Creo que es consultar el mapa, y después elegir el camino que quieres seguir. 

Creo que felicidad es un montón de decisiones felices. 


Ana 'Uala'