Gracias


Quiero hacer un pequeño inciso por todas las personas que no se rinden. 

Cuando veo que alguien utiliza un pequeño contratiempo para el hundirse en la autocompasión y en las excusas que no sirven, tengo que admitir que me cabreo. No creo ser el ejemplo de autosuperación, de persona que ha conseguido sobrellevar los obstáculos. Ni mi vida es muy dura, ni es difícil vivirla. 

Pero me he dado cuenta, en los tiempos que corren, que me rodeo de personas que me demuestran que luchar puede ser una tarea simple, si se afronta con la actitud correcta. Quizás por eso mi camino me parece un paseo. Por lo que me enseñan, día a día, los de mi alrededor. 

Pensaba en ellos hoy. En todos esos pequeños héroes que me han dejado entrar en sus vidas. A ellos, Gracias.

Gracias a los que a pesar de sufrir, te roban sonrisas. Que podrían no preocuparse, pero se preocupan. Personas que, a pesar de... no utilizan esta expresión

A los que te animan a un océano de distancia. Que luchas por sus causas, y aún así, tienen tiempo a luchar por la tuya. Personas que nunca abandonan su sonrisa.

Gracias a las personas que lo dan todo sin esperar nada, aunque no lo deben. Aunque quieran tirar la toalla, retirarse y alejarse del mundo... Aquí siguen, porque tú estás en él.

Personas que siempre sacan tiempo para todo. Personas anónimas que mantienen la esperanza y el positivismo en el mundo. 

Gracias, gracias, y mil gracias a las personas que siempre ven el vaso lleno. Las personas que no quieren cambiar el mundo, si no que lo están cambiando. Pasito a pasito. 

Gracias, en general, a todas las personas que demuestran, sin quererlo, que la vida que hay vivirla, no sobrevivirla. 


Ana 'Uala'

Círculos y ciclos


Naces, vives y mueres.

Me enseñó un dibujo animado, una vez, que ese era el ciclo de la vida. Que tú, que comías, te transformabas en comida al morir. Que hay un orden y equilibrio, y hay que respetarlo.

Habrá quien lo crea así, habrá quien no. Pero lo que es innegable es que la vida es un continuum de círculos, de ciclos... Las historias se repiten, y nos encanta tropezar con la misma piedra. Una y otra vez.

Existe una historia, un secreto a gritos, que todos conocemos y que pocos aplican. Una historia que no es la de una persona, si no la de cientos y miles. Hablo de la tan conocida cadena de favores. 


No hablo de la película -que también-, si no del concepto. La cadena de favores. Todo en la vida vuelve; trata a los demás como tú quieres ser tratado; cosecharás aquello que siembres...


Así de simple, así de sencillo. Boomerang de emociones, todo lo que hagas te será devuelto. Así que piensa bien lo que das, lo que haces... Porque será lo que recibas. 

Conocí una vez, fugazmente, a una de las chicas más buenas del mundo. Una chica buena, buenísima. Que no hacía más que dar, y dar, y dar. Y dejadme deciros, que era también la sonrisa más bonita que he visto jamás. 

¿Pero sabéis lo mejor? Cada vez que hablaba con ella, cada vez que me escribe... No me repite más que todo lo que está recibiendo. Que el mundo la trata bien, y no tiene más remedio que devolverle al mundo lo que recibe... ¿Quién comenzó la cadena?

¿Te suena la historia?

Ana 'Uala'

Días azules


¿A qué estarías dispuesto a renunciar para que otras fueran más felices? ¿Qué sería para ti renunciar?

Hoy quiero hablaros de una historia inventada. Ver a una persona, y que tu mente le siga en travelling hasta su casa, hasta su mujer, hasta sus hijos. Hasta su botella de alcohol. 

Entras al metro, suena un acordeón. Instantáneamente, me vienen a la cabeza recuerdos borrosos de tardes de dominó y el sabor a melocotón me hace la boca agua. Dulces acordes que sin nadie saberlo, me trasladan a otro mundo, a otro hogar, a otra época. A otro yo. Sigo caminando, y el acordeón está unido a las cansadas manos de un hombre que triste, lúgubre, crea alegres melodías para los demás. El sonido se dispersa en colores, desde las sombra de su tristeza. Le miro, y sin mirarme, sigue tocando. Quiero que me mire, quiero mirarle a los ojos. Para saber si la historia que me voy a inventar es cierta. Si puedo leer la tristeza de sus ojos. Pero no me mira, y sigue tocando alegres melodías, en días grises. Días fríos. 

Una corriente de aire me saca de mi ensimismamiento. Miro a mi alrededor, y el andén está despareciendo a la velocidad del vagón. No tengo tiempo a oír los últimos acordes. Me he adentrado a un mundo de mentira. Pensando...

Se hace tarde, y este hombre, después de un día sin mucho éxito, vuelve a casa. O a su rincón, pero con el frío que hace, quisiera pensar que al menos tiene un lugar seco donde esconderse. Me gustaría, pero no estoy segura. Porque invento. Porque no me he molestado en preguntar. Porque me he quedado en la tristeza de la superficie. ¿Quién podría culparme? Estoy en una ciudad desconocida, en una estación desconocida. Jamás volveré a ver a este hombre. ¿Entonces, por qué hoy me corroe la culpa? ¿Por qué el no saber su vida detrás del acordeón me persigue desde hace ya días?

¿Será porque jamás lo sabré? Ya no puedo preguntar. Y nunca sabré si ese hombre era feliz. Si lo era, bien (¿por qué pensaría que no?). Si no lo era, ¿por qué no le pregunté qué podía hacer para ayudarle?

A veces sólo se necesita hablar. Y tiempo. 

Pero hoy nunca lo sabré, porque no pregunté. No quise mirarle a los ojos y leer una tristeza que, si el mundo funciona como funciona, no sería más que el reflejo de la mía. 

Ahora nunca sabré si el triste era él, yo... o el mundo. 


Ana 'Uala'

Y te visitarán tres fantasmas...


Navidades. Fiestas, para los menos creyentes. Estos días de semi vacaciones teñidos con una espíritu que me gusta creer que incluso los que no lo tienen, lo tienen (sé que no tiene demasiado sentido, pero no he querido usar etiquetas). 

Hay quienes vuelven a casa, como el turrón. Otros aprovechan para huir a lugares lejanos. Unos se esconden bajo el sol, y otros se exponen a la nieve. Luces, regalos, hipocresía, consumismo, comida, buenas acciones, alegría y amor. Muchísimo amor. 

Les comentaba a unas amigas que no me gusta que la Navidad sea una obligación vacía para querer, para desear lo mejor, para hacer regalos. De poco sirve querer dos días al año... 

De poco... que no es lo mismo que nada. 

Siempre pienso que a pesar de todo, a pesar de que pueda parecer hipócrita, falso, forzado... nunca está de más tener motivos para pensar en los demás. ¿Hay gente que necesita un empujón para ser bueno? Pues qué mejor empujón que el espíritu navideño. Llevas todo el año sin pensar en esa amiga que está lejos. Te la estoy recordando, así que escríbele una carta, deseandole felices fiestas y preguntandole qué tal está. ¿Hace cuanto que no ves a tus primos? Pues aprovechemos las navidaes para verles.¿No crees en las fiestas navideñas? Hay gente que necesita ayuda: es invierno, hace frío... Hay comedores sociales donde ayudar, abuelas que visitar, niños a los que entretener y caramelos que repartir. 

La felicidad nunca sobra. 

Me encantaría contaros la historia de alguna amiga con la que sólo me comunico en fiestas: pero os estaría mintiendo. Y hoy no quiero inventar historias. 

Que algo sea momentáneo, que sea típico, que sea pasajero... 

No lo hace menos real. 

Felices fiestas. 

Ana 'Uala'



Cerrado por...

Por falta de internet, en realidad.

:) Vuelvo en una semana.

Con fotos, historias, personas y felicidad. Mientras, feliz semana.

Ana 'Uala'

Colores de color

pinturas


Los días grises, coge un pincel y colorealos. Así de simple.

Hoy estoy teñida de melancolía, y os quiero hablar de una persona que lo hizo todo mal, le salió todo bien... y cuando empezó a hacer las cosas bien, se dio cuenta de que todo estaba mal. Porque las percepciones cambian, la vida sigue, y tú no eres la misma persona en los diferentes momentos de tu vida.

Esta persona me enseñó mucho sin él saberlo, y jamás nada de lo que en realidad me quiso enseñar. 

Sin embargo, gracias a él he aprendido la normalidad es posible a pesar de todo, y nunca nada sale mal... Aunque salga mal. 

Eso sí, de nada sirve negar los hechos. Eso que yo aprendí y él nunca aplicó. 

El autoengaño no engaña a nadie. Y menos que nadie a la vida.


Ana 'Uala'



Y salir volando


Hay muchas veces que se dice eso de: (le) han cortado las alas.

Hace poco me di cuenta que a nadie nunca le cortan las alas. Jamás. Nadie tiene esa opción excepto tú. Hay quien te las ata, hay quien te las daña, hay quien te dice que son falsas y que con ellas jamás podrás volar. Pero no es así. Lo único que consiguen es convertirte en piedra, fría, insensible, estática y la que el tiempo va degradando lentamente.

No te dejes. 

Tus alas están ahí, pero como todo los demás músculos, necesitan práctica y ejercicio. Si no, se atrofian un poco. Pero nunca es ni demasiado temprano, ni demasiado tarde. Siempre es el momento de estar volando. 

Y si no me crees, díselo a las personas que están a tu lado, que cuando se te olvida que tienes alas, tienen los polvos mágicos de Campanilla, guardados en el bolsillo, para que puedas volar sin alas. 

Los días que estás de mal humor, que piensas que el mundo no merece la pena, que todo está mal. Esos días, si no consigues sonreír. Búscate un amigo y tómate una birra. Olvídate un rato de tu enfado, y conseguirás olvidarte por completo. Si no puedes salir, duerme. Mañana será un día mejor, lo prometo. 

Recuerda que nadie más que tú tiene la culpa y solución a tu enfado. Aunque a veces no nos guste esta salida. 

En cualquier caso, hoy doy las gracias noches mágicas que redirigen un día que había empezado mal, hacia un día mejor. 

"Ets normal, ets humana. Pots tenir dies dolents. Però després has de tornar a ser feliç".

Y os prometo, que hoy el sol ha teñido mi cuarto de naranja amanecer. Hacía tiempo que el sol no iluminaba así mi habitación. Será que tengo motivos para estar agradecidas... Y el mundo nos lo demuestra cada día. 


Ana 'Uala'

Alegría

amor odio


Hoy me he despertado contenta. A pesar de no haber actualizado ayer. A pesar de tener trescientos cosas por hacer. A pesar de que hace un frío hipotérmico en Barcelona. 

¿Por qué? Pues porque sí. Bueno, porque sí, y por he conseguido hacer muchas cosas. 

Pero volviendo al tema del blog, vamos a hablar de... hmmmm. Más que de una persona, de la necesidad de aprobación que a veces necesitamos. 

¿No os ha pasado que si una persona te da el visto bueno sobre algo, ya no te importa lo que diga el resto del mundo? O justo lo contrario: una persona te da su visto bueno, y piensas... Vale, no lo pienso hacer. 

Y a veces son amigos, a veces no... Conocidos, desconocidos, profesores, padres... No importa. ¿En qué nos basamos? ¿Será que en el fondo, ya tenemos la decisión tomada, y nos apoyamos en la persona que nos la opinión que encaja con la nuestra? ¿O necesitamos una excusa, a alguien con culpa? Alguien que en el caso de fracasar, pienses: habría hecho lo mismo. 

No sé, pero es curioso. Tengo personas de las cuales necesito aprobación. Y cuando no la tengo, parece ser que todo me sale mal. Aunque estuviera convencida de lo que iba a hacer. Muy convencida. Pero parece ser que meten la duda en mí. ¿Entonces, realmente estaba convencida? ¿O simplemente fingía estarlo? La seguridad no debería romperse tan fácilmente. 

Estoy un poco confundida. ¿Alguien que me sepa responder?

Ana 'Uala'



Menos es más

mar naranja


Desde siempre, y para siempre. 

"Si no está saliendo bien, es que no lo estás haciendo con suficiente amor."

Esta es la historia de una persona -de hecho, de más de una- que me enseñó que en el mundo, al final, no queda nada más que amor. Amor. El amor es la solución.

"Tú que me ves con buenos ojos."

El amor te hace cometer locuras, te hacer ver lo bueno, lo maravilloso, lo increíble. La vida se vuelve aventura, emoción, alegría.

"Más amor, menos dióxido de carbono."

Todo, absolutamente todo, cae ante el Amor. Amor con mayúscula, que no tiene por qué ser el de pareja. Prejuicios, intolerancias, discusiones, insultos, tristezas, problemas. Todo desaparece si se quiere. 

"No existe nada imposible, está todo en tu cabeza."

Estamos aquí para conseguir aquello que nos propongamos... Se trata de ir dejando en el camino todo lo que nos sobra, e ir caminado... Sin pausa pero sin prisa, hacia un destino inmejorable. Perfecto.



Compartir es Vida. Menos, es más.  


Ana 'Uala'


Medicina para el alma

amanecer, vida

Hoy, es lunes. Ese infame lunes que a poca gente gusta. Pobrecito. Pobre lunes. Lunes que te da, cada semana, la oportunidad de empezar de nuevo -porque nadie nunca empezó a hacer dieta un sábado. Los lunes que te devuelven a tu vida, que es una vida maravillosa llena de cosas por hacer. Ese lunes que hace que quieras tanto el sábado. 

Creo que el día de reflexión sobre la semana no debería ser domingo, si no el lunes. Empezar mirando qué tienes que hacer, y pensar... Oye, qué suerte. Qué suerte de tener la semana tan ocupada. Ya descansaré el domingo. O como me dijo ayer un amigo, ya habrá tiempo para dormir cuando muramos. 

Mientras, os propongo un... llamémoslo favor. Sí, porque os voy a pedir siete cosas. Una para cada día de la semana. 

Este fin de semana, he tenido el placer de conocer un lugar muy querido para una persona muy especial. Una pequeña luz verde que crece cada día. De forma muy fuerte y preciosa. Y ha sido bonito, porque hemos hecho cosas que nos hacen felices....a pesar de esas cosas que nos intentan robar la sonrisa. Pequeños gestos que hacen tu vida diaria más alegre. Por ello, gracias. Gracias, gracias. Por dejarme compartir aquellos que es tan suyo.

Así que esta semana, con tan poquito tiempo antes de Navidad... Me propongo un ejercicio para empezar con ganas la semana. 

Esta semana... Haz un regalo -no tiene por qué ser material. Da un abrazo a alguien que no se lo espera. Prepara la cena para las personas con las que vives. Escribe una pequeña carta -o por defecto, email- y envíasela a alguien a quien eches de menos. Regala caramelos. Ayuda a alguien que no te haya pedido su ayuda... directamente (con la compra a una persona mayor, con ese trabajo a ese amigo, a hacer esos recados a tu hermana...) 

Y el domingo... Descansa. Sin pensar en nada más. Pon tus cinco sentidos a hacer nada. Descansa, no pienses - o piensa cosas bonitas. Aprovecha para quererte y mimarte. Deja, conscientemente todo a un lado, y céntrate en ser y estar. 

Y ahora piensa que ese domingo, puedes alternarlo por el día que más te guste. Tu propio domingo, y una semana llena de gestos bonitos.

Feliz lunes. 



De puente a puente...


Hay días en las que estás más cansada, días en las que es más difícil ver que esos pequeños detalles de felicidad y que son las que dan otro color a la vida. Días en los que hay que estirarse, taparse hasta arriba con la manta y desahogarse llorando. Y luego, dormir. 

Y que no se diga, que son justamente estos días cuando recibes mensajes inesperados que te alegran, cariño de esa persona que hace tanto que no hablas y fuerzas desde lejanos puntos del planeta. Esto te tranquiliza, te recuerda que la vida es maravillosa... Pero que necesitas descansar. 

Por lo tanto, hoy cuento la historia de un buen mozo, y me voy de puente. A hacer alguna locura y transportarme a otros mundos, con una buena amiga. Os diré que esta amiga hablar con tanta pasión de su pueblo, que muero de ganas de conocerlo, y de sentir, aunque sea un fin de semana, la felicidad que la une a su tierra. Será interesante, y prometo contarlo. 

Pero hoy, le voy a dedicar la entrada a un amigo que dice que escribo demasiadas palabras en este blog, y que sintiéndolo mucho, "pero no lo leo..."

Yo le contesté que por ser amigos, no tenía por qué leer mis palabras. Sin embargo, creo que lleva un par de días colándose por aquí, cotilleando... Y espero que la entrada de hoy no le sea tarea difícil leerla. Porque es desde el cariño más profundo. 

Este amigo -sí, hoy no me molestaré en utilizar el eufemismo persona. Hablo de amigos, sean conocidos o no... y en este caso, es conocido- es lo que la gente llamaría un buen chico. Estudia, hace pequeños trabajos, viaja, es educado y sabe mantener una buena educación. Sabe escuchar y contarte anécdotas curiosas. Un chico con buenos amigos, con los que le gusta salir a cenar de vez en cuando, y una persona tranquila y amable. Un bon noi. 

Pero no os dejéis engañar por su imagen de chico afable. No es sólo un bon noi. Es una maravilla de persona. Cansado, te pasa a ver porque se lo pides. Le haces ofertas muy rechazables, y sin embargo, te acompaña a un mirado un viernes por la noche para que tú puedas grabarle un vídeo a una amiga. Se preocupa constantemente por los demás, y le hace feliz compartir con gente. 

El primer recuerdo que tengo de él, es de chico tímido. Él, de mí, de una lectora obsesiva. Nos hicimos amigos en una de las situaciones más incómodas de la historia... Pero aquí seguimos, y me aguanta con mis arrebatos de tonterías ante su personalidad más serena. 

Y hoy, en su día, le recuerdo que me sigue debiendo un cine... Aunque él dirá que soy la que se lo debo. 


Ana 'Uala'

Se puede ser feliz


El día a día me enseña que se puede ser feliz, y no renunciar a los sueños. Que uno se puede dedicar a lo que realmente le apasiona. 

Ayer, en vez de hacer una práctica para la universidad, el destino me llevó a matar al gato, y dejarme llevar por la curiosidad. Así que le pregunté a una chica a qué se dedicaba. Y así en resumen, la respuesta vino a ser... a ayudar. 

Pensé que para dar todo, habías de estar dispuesto a renunciar a todo... Sin darme cuenta que al darlo todo, estás recibiendo todo. Y no únicamente eso, sino que además, no tienes que dejar lo que ya tienes. Así que en resumen, fui muy feliz pensando que cada día se abren nuevas posibilidades en tu vida, si estás dispuesta a ver con las gafas adecuadas. 

Esa chica con la que vas a clase, que dibuja.. ¿Por qué no vas a preguntarle qué hace con sus dibujos? Quizás te inspire para hacer algo con esa carpeta que vas llenando cada día. O esa pastelería por la que pasas cada día. ¿Nunca les has preguntado como se hacen esos tartaletas de frutas que te fascinan de pequeña? ¿Has ido a hablar con el dependiente de una tienda de impresión, y ha resultado que ese hombre es fotógrafo y quiere ayudarte a mejorar?

Quien sabe, y la respuesta a tu futuro está a tu lado. 

En este momento, mientras todo va mal... ¿Qué tal si pruebas a que las cosas vayan bien?

O mejor aún, no lo pruebes. Hazlo. Tienes todas las herramientas disponibles. 

Y de regalo... ZenPencils

Ana 'Uala'

Gente buena dominguera

Pan Amor

Este domingo, aprovechando que tenía que ir al centro, me llevé la cámara... que nunca se sabe. Además, por fin había salido el sol...

Iba paseando, y mi vista se desvió hacia un señor, que estaba sentado en un banco de piedra, esperando [supongamos que era a su mujer y a su hija, que habían parado a cotillear en uno de los múltiples mercados que se encuentran por Barcelona los domingos por la mañana]. Estaba sentado, con un periódico... Y esta barra de pan. 

Bien, algún día os hablaré de ello, pero así en resumen sabed que tengo una obsesión con los corazones. Un símbolo del amor, un órgano vital, me fascina encontrármelo por todos lados, de todos los tamaños y de todos los colores. Pues iba paseando, y vi la barra de pan, y pensé: ¡Qué corazón más bonito, en uno del os alimentos más básicos que tenemos...!

Iba a pasar de largo, pero pensé que era domingo, hacía buen día, y era un corazón bonito... así que volví sobre mis pasos, y le pregunté si le podía sacar una foto para mi colección. Él, sin ningún tipo de problema, hizo posar la barra para mí, y sin pensarlo, me preguntó: ¿Quieres quedarte con la bolsa?

Diréis, qué detalle más tonto. Cualquiera podría haberlo dicho, es normal. Sin embargo, es un gesto que no todo el mundo dice, no es ni tan normal, y definitivamente, no fue un gesto tonto para mí. Me pareció muy amable, ofrecerle a una desconocida, la bolsa donde guardaba el pan que iba a llevar a casa -y que por lo tanto, debería llevar en la mano después.

Un gesto tan pequeño, tan insignificante... Pero que dice mucho. 

Tenemos, en muchas ocasiones, la oportunidad de conocer a personas que tienen un mal día, y que en vez de cambiar de actitud, pretenden que cambies tú hacia un humor más negativo. No les dejes. Recuerda que hay personas que ofrecen corazones de forma gratuita y sin problema. 

La calle está plagada de personas buenas, buenas buenas, que están dispuestas a hacer pequeños gestos, cotidianos, para alegrarte el domingo soleado, 

Ana 'Uala'

Pasiones cumplidas

surfista

Tuve la enorme suerte, ayer, de hablar con una persona que me maravilló. Me encanta tropezarme con este tipo de gente. Seres decididos, que no se asustan. Personas que te miran sin miedo, directos, transparentes. Personas capaces, increíbles. Pequeños seres luchadores que sólo se dejan llevar por una cosa: la pasión. 

"Dicen que esto es un estilo de vida... No es un estilo de vida, es mi vida. Yo trabajaba en un despacho, de traje y corbata -que no tengo nada en contra de ellos: hay gente que le gusta trabajar en despachos- pero me di cuenta que no era feliz. Así que decidí trabajar en aquello que más me apasionaba... el surf. Y aquí estoy. Mi horario laboral es de 2 a 6... Cuatro horas, nada... Y sin embargo, desde las 8 de la mañana, estoy aquí... Porque no hay otro lugar en el que me gustaría estar."

Pasión. Busca un trabajo en aquello que te gusta, y no trabajarás ni un solo día, dice Confucio. Y qué razón tiene. Un trabajo... un trabajo no debería ser más que el nombre formal de hacer aquello que más te gusta. O disfrutar con aquello que haces. He conocido a gente que era feliz vendiendo pulseras, feliz trabajando de traje y corbata, feliz por administradora, por ser profesora... Feliz por ser lo que era, independientemente de la profesión. He visto a un médico trabajar 25 horas al día, sin dejar a un lado su sonrisa, porque no hay nada que le guste más que eso. 

Jóvenes que se arriesgan, y se esfuerzan por sacar adelante proyectos con los que soñaban de niños. Niños, ahora adultos, que no tienen miedo. Personas que a pesar de las dificultades, no ven que estar toda la noche escribiendo un texto, despertarse de madrugada para hacer un reportaje fotográfico, encerrarse horas en una sala editando... sea un trabajo duro. Porque vale cada segundo del esfuerzo invertido. 

Por lo tanto, depende de cómo lo mires. Si te planteas lo que haces, pregúntate... ¿Cuando llegas al final de la jornada, cansado a casa, te tiras al sofá, y piensas en el día que has tenido... eres feliz? 

Así de simple. 

Ana 'Uala'





La distancia es relativa


¿Creéis en las almas gemelas? ¿Sólo podemos tener una? ¿Tiene que ser necesariamente tu pareja? ¿Qué opináis?

He mencionado ya el mundo amarillo de Albert Espinosa, con esos 23 amarillos que te encuentras a lo largo de tu vida. Cuando leí eso por primera vez, no me pareció nada extraño. De hecho, pensé que era lo más natural del mundo. Cada persona transmite un color, digan lo que digan. 

Una amiga y yo... Una amiga que está presente en casi cada texto que escribo, cada sueño que cumplo, cada fotografía que hago -sobre todo en esto último. Esta amiga y yo, tardamos un poco en reconocernos, pero cuando lo hicimos, todo cobró sentido. Sonreímos, entendiendo cosas que a muchas personas se le escapan. No hicieron falta más palabras, porque entendimos algo esencial. Nuestro color... color que nos define, color que vivimos... Es el verde. 

Dejad que os cuente una cosa curiosa. Desde que descubrimos este pequeño fenómeno, esta amiga y yo hemos ido observando a las personas. Y os juro, que no falla. Persona que identificamos como verde, persona que nos dice que es su color favorito. ¿Cómo lo sabemos? No lo sé. Lo notamos. Personas con una sensibilidad diferente. Con unas pequeñas características que las identifican. 

Pero dejadme que os hable de la verde más verde que conozco. Verde, que la quiero verde. Ya son dos los años que cumplimos uno más, separadas... cosa de viajeras perdidas, y como no le pude explicar lo que sentí lejos de casa, se ha ido a averiguarlo ella. En una Buenos Aires que siempre nos quedará. Pero paso, paso a lo importante. A la historia de esta genia y figura. 

¿Sabéis lo que mueve a las personas? La pasión. La pasión, que es el amor exponenciado. La pasión, que te hace luchar por lo que quieres. La pasión, que no conoce límite y no conoce parada. En constante movimiento, te obliga a seguirla. Pues esta chica, esta persona... Es una apasionada. Una apasionada de TODO. De los sueños, de la felicidad. De las pequeñas aventuras. De los viajes, de conocer, de la magia. Es una apasionada de las imágenes, una apasionada de sus pasiones. 

Normal en sus ratos libres, es una artista. Una persona que consigue embellecer las cosas cotidianas. Los paisajes cambian a través de su objetivo. Sabe leer los mensajes entre líneas... y le encanta darse a entender, sin explicarse del todo. Porque lo maravilloso está en la complicidad, y no en las palabras que se dicen. No el da miedo lo desconocido, y te invita, continuamente, a descubrir cosas nuevas, cada día, junto a ella. Aprendiendo ella, te enseña a ti. Una mujer que vive en las nubes sin perder su norte, y todo lo hace bien en el mundo racional, para ella poder seguir soñando el tiempo restante...

Es la clase de persona que no hace falta hablar, y sin embargo, no dejas de hacerlo. Una persona que se levantará antes del amanecer, para ver algo que realmente vale la pena.

Que sepa que, como dice otra amiga muy sabia, los abrazos no entienden de distancias. Y el amor, menos. 

Por ella, que hoy se cumple un año más de estar juntas. Por ella, que está en mi mente cada vez que oigo cerrarse y abrirse el obturador. 

Por ella, que tiene la letra optimista, que siempre se le va hacia arriba al escribir...

Ana 'Uala'

Entre idas y escapadas


Observadores constantes desde sonrisas conocidas. Pasas cada día, todos los días. Depende de dónde vengas, y hacia dónde vayas, cambia un poco su indumentaria. A veces es más formal, otras las confundirías con un peatón normal. Pero siempre están ahí, observando, atentos.

Porteros, conserjes, vigilantes... Obviamente, en su versión femenina también. Con un cigarro, una escoba, cartas en mano o una simple sonrisa. En la puerta, atentos. Casi siempre con una palabra amable, un saludo.

He tenido la suerte de siempre tener a uno de estos encantadores personajes alrededor mío. Me empezó encandilando el conserje de mi colegio. A la hora de comenzar, llevaba uniforma casi de comunión. Formal, serio... con mucho talante delante de los padres. Una vez se cerraban las puertas, se ponía su mono -siempre con el nombre de nuestro querido colegio, eso que no faltara nunca- y se volvía el manitas de la casa. Cuando tenías que buscar algo, arreglar algún desperfecto, entrar a una sala cerrada, recoger material... Sonaba en todos los pasillos el nombre del Sr. Jerónimo. Veterano de guerra, sabía como tratar hasta al más pequeño de todos... Y se le tenía un respeto que ya le habría gustado a muchos profesores.

Después crecí, y gracias a mi entorno, nunca perdí esta figura. Pero iré más lejos. Incluiré recepcionistas, secretarias, y cualquier persona que esté sentada detrás de una mesa, escoba en mano o delante de un ordenador, dándote la bienvenida a un lugar.

Son personas que animan el paisaje, que se acuerdan -a veces- de felicitarte el cumpleaños. Personas que guardan muchos de tus secretos. Cuando sales escondida de casa, cuando has traído a más gente de la necesaria... La música y el cine son temas de debate, igual que la literatura moderna. Personas que te esperan para verte salir, antes de cerrar. Personas que improvisan lo que hacer durante el día, y que se convierten en google durante algunas horas. Todo se lo preguntas ellos. Son tus recaderos, y no sólo de paquetes.

Personas que no cuesta nada ver, y sin embargo, hacen falta días y días de rutina para conversar con ellos. Simpáticos personajes, nunca estereotipados, como piensa mi querida Renée en La Elegancia del Erizo. 

Variopintos, divertidos, a veces ariscos... pero siempre atentos.


Ana 'Uala'


Un mar de fueguitos


Como ya he dicho, y no me canso de repetir, hay personas que sólo saber que existen, hacen tu existencia más feliz. El mundo parece un lugar mejor, y el sol brilla todos los días gracias a ellas.

Obviamente, están las personas de tu alrededor, aquellas a las que quieres. Tu familia, tus amigos. Tus profesores, tu vecinos. Incluso algún que otro enemigo. 

Pero están también esas personas que están. Que quizás las veas alguna vez, quizás sólo las viste una vez. Personas pasajeras en tu vida, pero que han dejado huella. Personas cuya felicidad te alegra, porque no concibes su tristeza. 

Tengo la enorme suerte de conocer a bastantes personas así. La enorme suerte. Una suerte inmensa. Os dais cuenta. Coincidir con tanta luz, en una vida tan corta. 

"Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende."

Prestado, en parte, de una carta, y escrito por Eduardo Galeano

Personas, personas que entrar a una sala, tienes que cerrar un poquito los ojos, para que no duela. Os iré hablando, una por una, de estas personas que han iluminado el camino que voy recorriendo. 

Me encontré a dos luces -diría perdidas, pero una luz no puede perderse- en un dique muy lejos de mi casa, a otras dos iluminando un concierto de rock. Una de ellas me alumbra cada día. Cada días, sin falta. Tengo llamaradas que me acompañan en la rutina, que me la tiñen de colores y que van creciendo conmigo.  

Encontré una luz, muy brillante, en el fin del mundo. 

Son cientos las luces anónimas que me encuentro cada día, en la calle. Luces que me sonríen, que sueñan, que viven. Luces que bailan en el gris de la monotonía, y me hacen sonreír a mí. Y la gente aún se pregunta el por qué de mi sonrisa. Si tus días brillaran siempre con la luz del sol, nada torcería la curva de la felicidad... Lo que menos, la lluvia.

Tengo una luz muy tierna en clase, que ilumina, y ni siquiera es consciente de ello. He encontrado luces viajeras que se han ido corriendo, y luces que deberían brillar, pero que lentamente se han ido apagando... Encontré, muy muy lejos, dos luces más: una que ahora está algo más cerca; otra, que dejó iluminando una gran ciudad con la luz de su risa...

Al final, todos somos luz, y depende de nosotros graduar la intensidad. 

Pero hablemos, hoy, de una persona en concreto. Una persona que sabe cuál es el secreto mejor guardado, y que para averiguarlo, uno necesita únicamente una toalla. Una sonrisa con patas, a la que me gustaría conocer más, pero aún así, creo conocerla. Dejadme hacer una prueba. 

Creo -y digo creo, porque aquí dije que a veces, contaría historias... otras, las inventaría. Ahora estoy intentando acertar, espero no equivocarme- que es una persona que irradia felicidad. Tiene de arma la sonrisa, que sigue siendo la más letal de todas. Creo que es la clase de persona que si ve que alguien necesita ayuda, se lanza a ofrecerla sin pensarlo. Una persona que se indigna con la injusticia, con el deterioro de la humanidad. Pero que ni de lejos ha tirado la toalla, porque confía. Confía en las personas, en su bondad, en su solidaridad. Porque es una guerrera de luz. Es miedo y determinación, al mismo tiempo. Diría que es amante del color verde, a pesar de ser ella una Amarilla (robándole, no sé si por primera vez, pero seguro que no por última, la palabra a Albert Espinosa. Estoy segura de que no le importaría). Una viajera con alas, que no necesita cruzar fronteras para llegar lejos. Compositora de la vida, singular y única. 

Repito, todo esto habiéndo cruzado palabras mínimas. Pero hay personas que no hace falta ver más que su luz... y todo los demás sobra. 

Y que siga brillando... 


Ana 'Uala'

Días de sofá y manta

Sonrisas mañaneras

Deja de esperar. 

Una de las mayores lecciones que me dio un libro. ¿Cuenta la historia de un autor como algo que contar por aquí? Creo que no, porque no son ellos los que nos afectan, si no sus palabras... Ellos no son más que una imagen borrosa detrás de la emoción al terminar un libro. Esa sensación de plenitud, y de no saber qué hacer. De volver a despertar en tu cuerpo, porque habías estado muy, muy lejos...

¿Qué esperamos? 

Esperamos, esperamos que todo salga bien. Esperamos no tener miedo. Esperamos el tren, el bus, el ferrocarril. Esperamos que pasen las horas, esperamos que pasen los días, para hacer aquello que nos gusta. 
Esperamos ser más felices, tener más dinero, esperamos tener tiempo. Esperamos tener tiempo. 

¿De verdad nunca nadie se ha dado cuenta de la contradicción de esa frase?

Esperamos tener tiempo. Esperar implica perder el tiempo. Esperar tener tiempo implica que quieres tener más. ¿Por qué pierdes el tiempo esperando, entonces? Que alguien me lo explique. 

Hoy, hoy no quiero hablar de la historia de nadie. O hablemos de la historia del tiempo. Un poco. Quiero haceros una pregunta, una pregunta que me viene bastante a menudo a la cabeza. Una pregunta, que después de terminar el libro de la entrada de Vida en tus días se me ha quedado grabada en el corazón, por un pequeño fragmento... Que os copio a continuación. 

Después, no añadiré nada más. Simplemente, os pregunto. ¿Qué esperáis? O mejor dicho... ¿A qué esperáis para hacerlo? Hoy la historia me la contáis vosotros...

"El comportamiento de Gaspard y Thaïs me recuerda una hermosa anécdota: preguntan a varias personas qué harían si les dijesen que están viviendo su último día. Todo los adultos conciben grandes proyectos, prevén comidas pantagruélicas (para el que no sepa que significa, como yo al leerlo, es comida abundante y muy rica...), intentan realizar un máximo de sueños en un mínimo de tiempo. Preguntan lo mismo a un niño pequeño que está montando su tren eléctrico. 
 - Si supieras que vas a morir esta noche, ¿qué harías hoy de especial?
 - Nada, seguiría jugando."

Tic, tac, tic, tac...


Ana 'Uala'

Hoy, sobre felicidad



Este lunes... Este lunes empieza con Amor. Un Amor con mayúscula, intenso.
 
Quisiera poder contaros la historia de cada una de las personas que me rodea. Y no a las personas interesante que voy conociendo por el camino. Me refiero a los que me rodena, a las personas a las que quiero, las personas que son especiales, aunque el mundo no lo crea. Aunque de alguna forma, al final, vuelvo a ellos. Porque se trata de contar historias de personas... Personas con luz. Y ellos brillan, y mucho.
 
Estas personas que hacen tu día a día, único e irrepetible. No os diré lo que les digo a ellos: lo saben muy bien. A veces, no hace falta.
 
Pero sigo. La historia de hoy, es de una persona que no conozco. Aúnque eso no es nuevo. Una persona que me tiene enamorada -en sentido platónico- y a la que me encantaría conocer. Una persona que no sale en revistas, ni en los telediarios, pero que en mi contexto... me ha ayudado muchísimo. Me ha dado una alternativa a la profesión que algún día me gustaría ejercer. Un pequeño esfuerzo por hacer más bonito el mundo.
 
 
Entrad vosotros mismos y decidid. Os doy tiempo.
 
Acaso no es fantástico... ¿qué una persona vea la magia en las personas? Esto, esto es mi forma de reconocerle, de aportar mi granito de arena. Es mi forma de decirle que me uno al proyecto, a mi manera. Que yo también creo en la luz de las personas. En las sonrisas en días duros, y en el valor de la gente normal. En el trabajo bien hecho.
 
En eso que hace especial a las personas.
 
Gracias, por cada una de las palabras escritas, que me demuestran que no estamos solos.

Que quizás nos hacen falta más observadores de la humanidad en las personas.
 
 
 
Ana 'Uala'



La cosa va de música


Música. Música, música. No me cuesta admitir que a pesar de que la música sea esencial, y la vida sea más bonita con banda sonora, siempre he sido más del sentido de la vista que el del oído. 

¿Pero sabéis lo que me fascina de la música? Sus efectos. 

Pasión, la música tiene pasión. El sentimiento de la gente cantando una canción en un concierto. Las vibraciones, las notas atravesando tu alma; la letra, el corazón. Hace que la gente cometa locuras, llore, ría, sea feliz. ¿Os dais cuenta de la implicación? La música cambia estados de ánimo. 

En Momo, de Michael Ende, el tiempo, la vida, el todo está representado por la música. Una melodía personal, única, que el Universo te comunica exclusivamente a ti, si tienes la molestia de sentarte a escuchar el silencio. Sería demasiado largo copiar el fragmento del libro que habla de esto, pero de verdad, si tenéis la ocasión, hacedlo. Es -supongo que dependerá de la edición- más o menos en la página 128, y no tiene desperdicio. La vida, el tiempo.. compuesto de flores, colores, música y luz. Tanta sabiduría en tan pocas páginas. 

Pero sigo. Sigo con la historia de hoy. La historia de un grupo, que no importa el nombre, ni importa el origen... y mucho menos el destino. A veces les conoces de casualidad; otras, creces con ellos. 

Ese grupo, que para cada uno es diferente e insustituible. Ese grupo al que has ido a varios conciertos, cuyas canciones te ponen los pelos de punta. Que escucharles en directo te mueve tanto que hace que atravieses medio país. Ese grupo que compone tu vida en sus canciones. Que asocias a buenos recuerdos y cervezas en verano. A lágrimas y momentos duros. A sonrisas que asoman en esos momentos. Que son abrazos, gritos. Estar cogida de la mano de tu amiga, que no te la suelta, porque os estáis intentando comunicar con energía; y nada más. Porque todo es siempre tan y tan perfecto. Porque después de todos estos años, seguimos al pie del cañón. Porque abres los ojos ante un nuevo mundo en el que el miedo no existe. Y donde las cosas que suenan a triste se olvida, para dar paso a buenos recuerdos. 

Un grupo, que para cada uno es el que es, que a mi es el que hace tiempo que me dice, al oído, que las cosas son fáciles. Y los sueños se cumplen. 

Que la vida crece entre matices. Los que nos da la música, justamente. 

Esta es una historia poco definida, y al mismo tiempo, es de las más definidas que escribiré. Porque sé que mientras lees, recuerdas. Recuerdas esos conciertos. Esas aventuras con canciones de fondo. Esos besos ocultos en tu letra de canción favorita. Recuerdos con acordes. Que no hace falta que te describa una historia, porque tú tienes la tuya. Y no hay mejor que esa. 

Nuestro secreto mejor guardado. 


Ana 'Uala'

Conciertos privados



Hay personas, que sólo saber que existen, hacen tu existencia más feliz. Personas, desconocidos que te encantaría conocer y amigos que nunca acabas de descubrir del todo -tal y como me dijiste tú, Vane. Un día, un día os hablaré de ciertas personas con luz tan intensa que te ciegan, personas y amigos de la vida. 

Pero hoy, hoy voy a hablaros de una persona en concreto. Que representa a muchas, como casi todas las caras anónimas con las que te encuentras

Ya os he hablado de esas probabilidades tan probables... La vida está llena de ellas. 

Salgo de casa ajena, estoy sola. Y son solitarias las horas que me quedan de la tarde, hasta que vuelva a encontrarme con mi amiga. En una ciudad ya conocida, pero que como todas, nunca la acabas de descubrir. Además, con el sol, todo es tan bonito...que nunca te cansas de verlo. Paseo, alternando fotos por palabras. En cualquiera de los casos, guardo cada pensamiento que me pasa por la cabeza ese día. 

Hace calor, estoy cansada. Me siento, y a punto de escuchar música, no encuentro mi reproductor: me lo he dejado en casa. Bueno, tendré de compañía mis pensamientos... Pero no. Yo, en ese instante, quería música... Y música fue lo que me concedió el Universo.

Un concierto privado, exclusivo para mí. Me mira. Una sonrisa, y somos cómplices. Sigue con su mirada a las personas que pasan a su lado: algunas le devuelven la mirada, otros ni le oyen ni le ven. Algún que otro generoso -sobre todo niños, que siempre quieren dar- le tira una moneda. Una moneda que va acompañado siempre de un gracias a media canción. Mientras, yo escribo, robándole miradas furtivas entre sonrisa y verso. 
Y me canta a mí, yo lo sé. Sé que está ahí, ese día, para mí. Que me he dejado la música en casa. Pero la vida a querido tener banda sonora. Le alegra la vida a las personas que pasan, recordando que hay momentos mágicos en la rutina... y que la magia de las vacaciones se atrapa en unos acordes de guitarra. Pero esa tarde, mientras pasan las horas, sé que todas las letras de las canciones van dirigidas a mi. 

El sol se empieza a poner a su espalda, y es hora de marcharse. Me levanto, guardo mis palabras como un secreto, y me acerco a tirar una moneda. Sé que no hace falta, es un gesto simbólico. Se ríe, me da las gracias, y me sigue con la mirada. Quizás un día sea un cantante famosos. Quizás nunca más vuelva a tener público...

Pero esos músicos, esos músicos anónimos de calles desconocidas, por un momento, te trasladan a otro mundo. Te alegran, independientemente de lo que ocurre en tu vida... o en la suya. 

Y me alejo, feliz, mientras suena detrás mío..

All you need is love. 

Ana 'Uala'


pd. Por si os preguntáis... No, el chico de la foto no es mi músico personal. Feliz sábado. 

Truco y muy buen trato


Hablar, hablar de un tiempo que fue. Un invierno hecho verano, en hemisferio que no te pertenece. Un hueco en una habitación sin lugar, porque no hay tres sin cuatro. La insistencia de una futura amiga para que vaya a disfrutar del sol. Unas pequeñas vacaciones fuera de una ciudad vacía. 

Estoy en el autobús, pensando. No sé si es demasiado. He recibido ya tanto, y aún recibo más. ¿No estaré siendo descarada? Pero luego pienso... peor sería rechazar los regalos que el universo tiene que ofrecerte. Así que sonrío: aún me quedan algunas horas de camino. Camino que acaba con una futura amiga

¿Sabéis? Me encanta cuando conoces a alguien, e inmediatamente sabes que eso es para siempre. Digo eso a falta de una palabra mejor. No le robaré a Espinosa su término de amarillo, porque no sé si acaba de ser eso. Eso que no se rompe, es un vínculo de promesas sin cumplir y horas que jamás pasaréis juntas. Es una vida resumida en cuatro días. Intensidad en estado puro, y luego echar de menos. Es tan corto el amor, y tan largo el olvido. No sólo es aplicable a amores románticos. Eso que nunca se perderá es una amistad a distancia, el recuerdo de días inolvidables. Sol, playa, buena conversación. Mate y aprender a jugar al truco. Maní japonés y chicos guapos. Risas, risas y más risas. No salir por contar chistes de feas. Cuidar a cierta persona que no para de ponerse enferma. Eso que no se rompe ni se romperá jamás son confesiones a medianoche, en un portal, entre lágrimas. Dos desconocidas que comparten alma durante un rato.

Ahora amiga presente. Que lo poco que tuvo, lo dio. Sin conocerme, decidió acogerme unos días. Me cuidó y me dejó ser su amiga y su confidente. Y lo agradecida que estaré el resto que me quedan. 

Hablamos pocos, pero sé que es feliz. Una felicidad que deseo que le dure hasta siempre, y una sonrisa que espero ver lo antes posible. 

Una flor que crece en el desierto, con raíces de confianza, amor y alegría. ¡Ah! Y coquetería. Como nuestra querida rosa del Principito... única entre miles. 


Ana 'Uala'

Mi corazón en un cuarto


- ¿Y tú qué quieres ser de mayor?
- Yo quiero ser vigilante del acuario de noche. 
-¿Vigilante del acuario de noche! ¿Por qué?
-Pues porque por la noche es cuando hay más vida en el acuario. Los peces están más activos: salen más, los tiburones están más agresivos, las medusas brillan, hay más peces... Es mucho más interesante.

Miqel, 8 años


No conoce más que hospitales, peces y dinosaurios. Entra solo, y ya sabe lo que quiere. Necesito cola blanca y tela roja. Y ojos, de esos que se pegan. Tengo que acabar. No sé de qué habla, pero le doy lo que me ha pedido. Me pide unos rollos de papel higiénico pintados de verde, y se pone a crear. En un momento ha terminado. Ya está, señala sonriendo. Me muestra su obra de arte. Una serpiente, con ojos grandes y lengua bífida. Me ataca con ella, mientras ríe. ¿De dónde has sacado la idea? ¡Qué original! me río con él. Es que miro todos los programas de Art Attack.. me gusta mucho. 

Ocho años, y todo el universo a su imaginación. No hay nada que se le escape. Se ríe, baila, canta. Sigue con las manualidades. Nos enseña datos sobre peces y sobre dinosaurios. Pero tiene competencia: Genís, 5 añitos, y sabe de dinosaurios más que un arqueólogo. Él tiene a una amiga de visita, y a su niñera. Están ahí, haciendo manualidades, cuando el pequeño decide que prefiere el ordenador. Cosas de tecnología. Cuando salgas de aquí, haremos una fiesta. De esas tan chulas que hacemos siempre. La niñera le dice al pequeño. Él la escucha a medias: está concentrado. Pero hay otra persona que está muy atenta. Se acerca, tímido pero decidido.

¿Yo también podré venir a la fiesta cuando salga de aquí?

Se me parte el alma en dos. Tan sincero, tan simple. Sin entender que son sólo compañeros temporales, una coincidencia en una sala, en un lugar donde espero que no tengan que volver. No entiende que sus situaciones son diferentes, y no depende tanto de él, como de las circunstancias. La niñera sonríe. Claro que sí, Miqel también estará invitado. Me mira, sabiendo que ha dicho una mentira...

Pero oye. Cambiemos un poco la historia. Imaginemos un final alternativo. ¿Y si de verdad fuera a esa fiesta? Se toman la invitación en serio. Las palabras perdidas en una sala cobran importancia, y lo que ha sido una coincidencia casual, se convierte en amistad. En compañerismo. En una historia que termina en un museo, junto al esqueleto de un dinosaurio, compartiendo sabiduría. O en un acuario. O en una consulta de veterinaria, cuando uno le lleva su mascota al otro. 

Ojalá fuera así de simple cambiar las cosas. Una petición tan simple. ¿Por qué no iba a poder ir a esa fiesta? Es tan simple. 


Pero volvamos, volvamos a la historia cuyo final no sabremos. Porque es cosa de otros escribirlo. 

Yo diré que no os sintáis triste por la historia que no vamos a escribir. Se escribirán otras, mucho más adecuadas. Simplemente pensar en que hay un niño, un niño que no conoce más que el blanco, que sueña con el azul intenso del mar, teñido de colores...


Ana 'Uala'

La voluntad de Dios


Sobre dioses, moral y buena conducta. En una ciudad donde se llama a orar cinco veces al día, nadie ayuda a un cojo transportar un bidón de diez litros de agua. En la grabación de un videoclip, las dos personas más religiosas son las únicas que dejan sus cosas cerca de alguien que las pueda vigilar (de qué sirve tener fe en Dios, si no tienes fe en las personas, me pregunto yo... si es con las personas con las que convives...), personas echar del jardín de una iglesia a un mendigo, por estar deshonrando la casa de Dios...

Hay cosas que nunca llego a comprender del todo. Yo que siempre he sido más de sentir que del pensar, no me ha preocupado demasiado... Hasta que me doy cuenta que con el estómago no sé argumentar, y tengo que poner en palabras la indignación ante ciertas actitudes. Pero esto no me sirve. Mi cabeza no está diseñada para pensar, realmente. Se me traba la lengua, me olvido de cómo hablar, y salgo más cabreada que otra cosa, al no poder explicar aquello que me hace latir el pecho. 

Por lo tanto, vuelvo a los sentimientos, y decido explicar mediante acciones. O directamente no explicar, que dar explicaciones es de personas poco seguras. Hago, y espero que se entienda lo que digo. Mejor dicho, hago, y espero que se vea lo que digo. Ya que las palabras no dicen nada en mis labios. Así que decidí hacer lo que siento, y olvidar lo que pienso. 

Es haciendo que he visto el lado contrario. 

Un viejo, que nada tiene, que te invita a una cena por ese vaso de agua ofrecido. Dios me protege, por lo visto, según decenas de personas que he conocido y que me han sometido a Su voluntad. Personas que te ayudan con la maleta en el metro. Personas que te cuentan sus secretos, necesitados de oídos. Personas que te invitan a lo poco que tienen. Sea lo que sea. Una mujer que le regala una rosa del desierto a una joven, por la conversación. A chicas aceptar con los brazos abiertos a una que anda perdida por el mundo. Una mujer que ayuda a otra salir del metro. Otra mujer, en otro paisaje, que se fía, y deja a su hija en brazos de una desconocida, durante un momento, para ayudar a su pareja. Fe. 

Tiene, si no me equivoco, cierto sentido. Sólo ves aquello que se hace. ¿Para qué voy a explicar, si puedo enseñarlo?


Ana 'Uala'

Vida en tus días


Hoy, después de un mal inicio de semana, he recibido una gran lección de vida. Así, directamente en mis manos. Como si de un libro de respuestas se tratara. 

La actualización de hoy no es muy larga, pero sí muy importante para mí. 

Hoy, me han regalado un libro. Un libro de una mujer. Una mujer que perdió a su hija. Una hija que vivió una vida corta. Una vida que llenó de intensidad al resto de su familia. 

Llenaré de vida tus días

Hoy, una mujer anónima, con una gran historia, me dedicó su libro. Es posible llenar de vida tus días. 

Y yo, triste por cuatro tonterías diarias. 

Escuché el testimonio de esta mujer hace ya casi un par de semanas. Una mujer que tuvo que afrontar la muerte de su hija de tres años por una enfermedad degenerativa sin cura. Una mujer, que mientras nos hablaba sobre su hija, en vez de llorar, sonreía. Sonreía diciendo que ella le enseñó el verdadero amor, y la importancia de la intensidad de tu vida, y no de la cantidad. 

Cómo llenar de vida tus días. A través del amor. Amor, poco más. Amor, y un juego de escondite.

Esta es la historia de Anne Dauphine Julliand, y de su hija Thaïs. 

Una historia que trata no de tristeza y muerte, sino de todo lo contrario. De vida y amor. 

 

Ana 'Uala'





Teorías y más teorías


Tengo una teoría que dice algo así como que en el mundo hay mucho energía positiva reprimida. ¿Qué quiero decir con esto? Os voy a poner un ejemplo de esos que tanto me gustan.

A medida que iba creciendo, y siendo yo bastante acomplejada durante mis primeros años de adolescencia, me di cuenta de un detalle que se repetía regularmente. En la calle, en una fiesta, en el metro... en cualquier lado, nadie intentaba disimular cuando algo no le gustaba. Es decir, si a alguien no le gustaba el vestido de esa chica, no tenía problema en decirlo en voz alta. Si le había disgustado algo, podía ir y decírselo a la persona en cuestión. Si hablamos de una persona maleducada, incluso iba y la insultaba directamente o se reía en su cara. Un comportamiento curioso, si me preguntáis. Sé que hay toda una telaraña de explicaciones psicológicas sobre el comportamiento de estas personas, pero el resumen es que es algo feo y negativo. 

Lo peor no es eso. Quiero decir, no le daría tanta importancia a este comportamiento -al fin y al cabo, si vas bien encaminado, lo que te digan los demás no te afecta más de lo que quieres que te afecte- si no fuera por la ausencia de un comportamiento contrario. Y no me refiero a la buena educación de cederle el asiento a una persona mayor, o "deixar sortir, abans d'entrar al tren". Me refiero a la ausencia de... cómo decirlo. Comentarios positivos. En contadas ocasiones he visto a una persona acercarse a otra y decirle: Creo que eres preciosa o Me encanta como vas vestida. Nadie se atreve a decir cosas bonitas, mientras que para decir cosas feas no se necesita valentía, por lo visto. 

Una descoordinación social, si me preguntáis a mí. No sé cómo nos educan, para tener miedo a halagar a las personas. "No, no voy a decirle a esa persona que me cae muy bien, si apenas la conozco y pensará que me gusta, o que soy rara...", "Me encanta ese vestido, pero no puedo ir y decírselo así sin más, ¿qué pensará?", "¿Por qué no alegrarle el día a esa persona diciéndole que es perfecta? No, no vaya a ser que me tenga miedo..."

¿Es curioso, no creéis? Tanto miedo a ser buenos. ¿Qué tal si cambiamos esta actitud? Debería haber una campaña de sé amable con desconocidos por un día. Dejar de reprimir lo bueno que tenemos que decir. 

Como esto debe ir de personas, os diré que de esta teoría me he acordado por una chica, una chica que ayer noche me alegró toda la semana. Y con ella de ejemplo, un aplauso para todos aquellos que tienen el valor de hacer felices a los demás, siendo lo suficientemente valientes para decir lo positivo que tienen guardado. 

Gracias. 


Ana 'Uala'