[Des]control


'Momo comenzó a sorprenderse que se pudiera andar tan lentamente y avanzar tan deprisa.'

Y ya lo dicen, lo contrario al amor no es el odio, es la indiferencia. Es la indiferencia la que te rompe el corazón, la que te decepciona, la que te deja abandonada, en medio de una carretera, sin norte ni sur. Tan perdida, que ni caminar sabes ya. Se está haciendo de noche.

Manar. Me enamoré de una palabra, caminando cogida de la mano de otra historia, de otra vida, de otra realidad. Me enamoré de cómo esta palabra se pega al paladar, llenando la boca de significado. Cómo una palabra es metáfora y salvación al mismo tiempo. Luz que te guía en la oscuridad. Si el alma hablara, utilizaría únicamente palabras tan intensas. Así, quizás, se encogería la distancia entre el peso de tu corazón y la del susurro de tus labios. 

Supongo que tratamos de buscar nuestro manar, todo el tiempo, en todas las flores que asoman entre la nieve. Supongo, también, que es lo que hace que el viaje valga la pena. Es la única forma que tenemos de descubrir que cuando estamos abandonados en la cuneta, y sí, se está haciendo de noche -no brilla la luna y tenemos frío- en realidad, no estamos tan solos. Hay pequeñas luces, estén cerca o lejos, pero que aclaran la noche. Aprendes que no es necesario saber dónde queda el norte o cómo ir al sur. Tienes que ir hacia la luz. Hacia tu manar. 

A medio camino saldrá el sol. El cielo se volverá a teñir de colores, y los rayos bailarán en tus párpados. Volverá a hervir la sangre, y ese pequeño fuego que arde en el pecho de todos, volverá a brillar. Tal vez suficiente, incluso, para ser manar de alguien. Y pasarás de estar sin control en la oscuridad, a no controlar la cantidad de luz que emana de ti. 


Ana 'Uala'




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