Amunt


Por fin a solas con el tiempo, dando bocanadas de aire contaminado, pero familiar, entre paredes que lentamente se convierten en mías. Han pasado los días, y crece la ausencia y las historias que contar, pero falta tiempo. 

Pero hoy, por fin, estoy a solas conmigo misma. Mil hilos anudados en una noche de luna llena. No sé ni por dónde empezar, ni cómo continuar. 

No sé si contaros la historia de decenas de personas mágicas, interesantes, inolvidables y que tienen tanto por enseñar que he conocido en el último mes. O quizás la historia de miles de sentimientos provocados por grandes circunstancias, música que llega al corazón y conversaciones trascendentes con el ruido de la lluvia de fondo. 

Qué contar, cuanto hay tanto, tanto... y me faltan silencios delante de la pantalla blanca. Pero ahora, sí. Empiezo de nuevo. 

Empezaré pensando, pensando qué y cómo contar, la historia de personas unidas por el destino, unidas por amistad, por fuerza, por valor. Personas que se ayudan, personas que crecen, que ayudan a crecer. Hermanos, amigos, compañeros, amores. Delfines en medio del mar, que te llevan a la orilla más cercana.

Hay personas buenas tan disimuladas. Y es tan mágico encontrarlas. 

Tengo palabras queriendo salir a borbotones de mis manos. Palabras que están reflejadas en momentos en mi mente, y en trozos de papel arrugados. Lentamente, los iré pasando, uno a uno, para compartirlos.

De momento, me introduzco de nuevo en el mundo virtual, como un prólogo para lo que viene.

Hablemos de grupos de personas que, por esas casualidades que no existen, se cruzan en el camino. 

Y ya nada vuelve a ser igual. 

Ana 'Uala'

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