Es posible


Cuenta la leyenda, que una joven, una joven de belleza inhumana abrió, por curiosidad, o por obligación -¿al final, realmente importa?, una caja. Una caja que contenía todos los males de este mundo. Abrió la caja y salieron enfermedades, desgracias, miedos y monstruos. Una quedó en la caja, atrapada, sin tiempo a deslizarse entre los humanos. 

Y ahí quedó, sola, la esperanza. La esperanza, eso último que se pierde. La esperanza, el salvavidas entre el mar de males. 

Dejemos a un lado el carácter patriarcal de la mitología griega, y la similitud entre esta historia y el mito de Eva, tentada por la manzana. 

Esta historia acaba mal, muy mal. Pobre Pandora, acusada injustamente durante siglos por hacer una pequeña acción. Acusada por no ser consciente de aquello que hacía. Por ser la causa de la consecuencia. 

Pandora, sin embargo, se ofreció. Se ofreció como consuelo, portadora de esperanza. Podían acudir a ella para escuchar aquello que había quedado atrapado. Que siempre queda una brecha de luz en la oscuridad. 

La historia de una de cientos, de miles, de millones. La historia de personas que se equivocan. Errores que traen problemas, problemas que siempre tienen solución. Problemas que quizás no sean problemas, si no caminos que llevan al mismo lugar de forma diferente. 

Y es que de todo lo que me enseñaste, me quedo con una vida sin equivocaciones, una vida sin noches cualquieras. 

La historia de millones de personas, que se en vez de ahogarse, aprenden a nada, y llegan a la orilla para ser consecuentes. 

Ana 'Uala'



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