Milagros bajo el sol


[Advertencia. Esta historia puede haber sido influenciada por la intensidad de una mirada.] 

Lo vi, lo vi en sus ojos Os juro que lo vi. Vi la inmensidad del miedo y pasión infinita. Vi la indiferencia expresada en una media sonrisa. Sonrisa pícara, sonrisa seductora. 

Le vi reírse de bromas que sólo él entendía. Le vi conquistar a una sala entera con sus ideas. Gesticulando. Llenando de pasión las palabras. Vi la furia de un pueblo resonando en la habitación. El eco de cien mil voces acalladas, apagadas por razones que jamás entenderán. Silenciadas por excusas que no pesarán sobre la conciencia de unos pocos. El cansancio en la mirada de una persona que no tiene fe ni esperanza. Pero la rabia no le deja callar. Y habla con cualquiera que esté dispuesto a escucharle.

Vi una cultura aplastarle, mientras me conquistaba sólo con la mirada. Mirada intensa, mirada eterna. Mirada de niño ocultada en una prepotencia adquirida con los años. Convertido en león, sueña en en ser acunado con el canto de una nana. Sueña en una tierra teñida de fuego. Disimula su horror con argumentos lógicos. Pero él no lo entiende. Yo lo he visto, lo he visto en sus ojos. He visto más de lo que él podrá ver jamás en los míos. He visto mi contradicción reflejada en la suya. He visto su indiferencia llenarlas grietas de tormentos que jamás se atreverá a contar.

El sol brillaba ese día. El sol siempre hace que me sienta más libre. Es mi billete de primera clase a cualquier tipo de aventura. Aproveché ese billete para entrar a un mundo desconocido. Dormí la siesta y volví a despertar en una ciudad que tenía todo que ofrecer, aun sin tener nada.

Sola, y con espirales de humo saliendo de entre mis labios, me despedí de la ciudad. Me despedí de una ciudad hipnotizada por unos ojos que no volveré a ver.

Ana 'Uala'




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