Lucidez


Canciones que resuenan, atrapadas entre los huecos de las paredes, esperando. Esperando volver a deslizarse entre el compás de dos pares de pies que se buscan. Esperando volver a la vida. 

Los aros de humo dibujan círculos infinitos a contraluz, disolviéndose en pasión concentrada. Los aplausos rompen la emoción silenciosa, el recuerdo de una melodía que sonaba hace apenas unos instantes. 

La sala, en su penumbra, se transforma de repente en el fondo de un acuario. 

Sólo te llega el sonido directo del sentimiento, soluble en el agua salada. Directa al estómago, a la cabeza, a la punta de los pies. 

Risas recortadas como siluetas, siluetas familiares en lo desconocido. Tela que se arruga siguiendo el movimiento de los cuerpos, delicada, suave, en silencio. Ojos cerrados, corazón abierto. 

El esbozo de cuatro historias conectadas de forma discontinua, sentadas en sillas deshechas, sonriendo sin mirarse. Cuatro historias elegidas al azar, puestas en el momento adecuado, en el lugar adecuado. Alineación de artistas en potencia, o mejor aun, de potencias convertidas en artistas. Encontrar ese detalle que haga que cuatro -cinco- historias tenga, por una noche, un mismo hilo conductor. 

Tener la enorme de suerte -suerte, muy suerte- de poder ver, en directo, la incubación de futuras obras de arte. 

Sin fingir, sin pretender, sin esperar. Simplemente, siendo.

Ana 'Uala'


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