El amor de mis palabras


Es curioso la cantidad de cosas que empiezas a ver cuando abres un poquito los ojos. 

Ahí está, esa persona que lleva toda la vida a tu lado. Cada día, casi desaparece en el escenario de tu vida. Está ahí, pero lleva ya tanto tiempo, que no le das la mayor importancia. 

Hasta que un día... Hasta que un día tu soberbia flaquea. Esa soberbia que no te deja ver a ciertas personas, baja la guardia, y tú prestas atención. Abres los ojos, y los abres aún más cuando descubres todo lo que esa persona tenía que mostrarte. No sobre la vida, ni sobre ella. Sino sobre ti. Cuantas cosas veía que tú no. 

Palabras que antes no tenían significado de repente lo quieren decir todo. Para saber hacia donde vas, debes saber de dónde vienes, y más aún, quién eres ahora. Una persona, un día, te hace un comentario... Y todo parece sencillo. Todo cuadra, y la serie de acontecimientos que te ha llevado hasta donde estás -toda una vida de sueños, experiencias y desilusiones- cobra sentido, y lo entiendes. Entiendes hacia dónde hay que ir. 

Con una simple frase.

Ahora habrá que descubrir el cómo. 

Pero ¡eh! No hay prisa. No somos más que tiempo en esta vida. 


Ana 'Uala'

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