Vísteme despacio, que tengo prisa


Después de una mañana soleada acompañada de los músicos el amor (¿sabíais que los Beatles utilizan 613 la palabra love en sus canciones?), he pensado que nada podría ir mejor. 

Decían en un lugar, lugar que se quedó con la mitad de mis sonrisas, que las prisas matan. Las prisas y el tiempo, la mayor causa de muerte registrada. 

Conozco a una chica. En realidad, a varias personas, que tienen mucha prisa por vivir. Me incluyo. Prisa, ansias que se transforman en dolor físico. No poder estar quieta, sabiendo que hay tantas cosas por hacer... Y sin embargo, cortándote las alas tú misma. Dinero, tiempo, dependencia. Miedo. Tenemos prisa sin saber hacia donde queremos ir. 

El tiempo no se desperdicia, el tiempo es oro. Dejadme deciros, que la única frase con oro que me gusta es la de no es oro todo lo que reluce. Nos cuentan que las equivocaciones se pueden evitar, que los errores son una pérdida de tiempo. Nos dicen -justamente ahora, cuando más tiempo vivimos- que la vida se acaba ya, y que ahora es el momento de hacer las cosas... porque luego nadie nos va a dejar. La sociedad no nos deja: nuestro trabajo, nuestra familia, nuestro sueños enterrados. 

Y así viven estas personas, personas que será edad o carácter, no importa, pero saben que cada momento parado es un momento que podría haber sido una experiencia inolvidable. 

Se tardan años en eliminar el concepto del tiempo de la cabeza: yo aun estoy en ello. Pero es simple. La prisa mata. Tenemos tiempo en esta vida de hacer lo que queramos, lo que podamos y lo que necesitemos. No hay momentos desperdiciados, porque todo te lleva a tu destino. 

No podemos querer estar en la cima de la montaña, sin haber subido a pie (A esto, Tony Stark seguramente subiría con su traje. O con un helicóptero. Pero bien, no somos Tony Stark. Ese ya se lo quedó Downey Jr.). 

Lo que pretendo decir es... Bien, mejor lo dijo Michael Ende:

"Momo comenzó a sorprenderse que se pudiera andar tan lentamente y avanzar tan deprisa". 

Así que lo dicho... La prisa mata, porque pisas sin saber dónde. O mejor, con prisas, no te das tiempo a confiar en tu pisada. 

Ana 'Uala'

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