De puente a puente...


Hay días en las que estás más cansada, días en las que es más difícil ver que esos pequeños detalles de felicidad y que son las que dan otro color a la vida. Días en los que hay que estirarse, taparse hasta arriba con la manta y desahogarse llorando. Y luego, dormir. 

Y que no se diga, que son justamente estos días cuando recibes mensajes inesperados que te alegran, cariño de esa persona que hace tanto que no hablas y fuerzas desde lejanos puntos del planeta. Esto te tranquiliza, te recuerda que la vida es maravillosa... Pero que necesitas descansar. 

Por lo tanto, hoy cuento la historia de un buen mozo, y me voy de puente. A hacer alguna locura y transportarme a otros mundos, con una buena amiga. Os diré que esta amiga hablar con tanta pasión de su pueblo, que muero de ganas de conocerlo, y de sentir, aunque sea un fin de semana, la felicidad que la une a su tierra. Será interesante, y prometo contarlo. 

Pero hoy, le voy a dedicar la entrada a un amigo que dice que escribo demasiadas palabras en este blog, y que sintiéndolo mucho, "pero no lo leo..."

Yo le contesté que por ser amigos, no tenía por qué leer mis palabras. Sin embargo, creo que lleva un par de días colándose por aquí, cotilleando... Y espero que la entrada de hoy no le sea tarea difícil leerla. Porque es desde el cariño más profundo. 

Este amigo -sí, hoy no me molestaré en utilizar el eufemismo persona. Hablo de amigos, sean conocidos o no... y en este caso, es conocido- es lo que la gente llamaría un buen chico. Estudia, hace pequeños trabajos, viaja, es educado y sabe mantener una buena educación. Sabe escuchar y contarte anécdotas curiosas. Un chico con buenos amigos, con los que le gusta salir a cenar de vez en cuando, y una persona tranquila y amable. Un bon noi. 

Pero no os dejéis engañar por su imagen de chico afable. No es sólo un bon noi. Es una maravilla de persona. Cansado, te pasa a ver porque se lo pides. Le haces ofertas muy rechazables, y sin embargo, te acompaña a un mirado un viernes por la noche para que tú puedas grabarle un vídeo a una amiga. Se preocupa constantemente por los demás, y le hace feliz compartir con gente. 

El primer recuerdo que tengo de él, es de chico tímido. Él, de mí, de una lectora obsesiva. Nos hicimos amigos en una de las situaciones más incómodas de la historia... Pero aquí seguimos, y me aguanta con mis arrebatos de tonterías ante su personalidad más serena. 

Y hoy, en su día, le recuerdo que me sigue debiendo un cine... Aunque él dirá que soy la que se lo debo. 


Ana 'Uala'

2 comentarios:

  1. Ana uala, no encuentro las palabras para agradecerte esto.
    Me has sacado la primera sonrisa del dia!
    Gracias ana!
    Por cierto tme deboes un cine ;)

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