El árbol de los deseos


Existe, en tierra lejana, un árbol de los deseos. De hecho, no es sólo uno, son muchos. Muy repartidos, son fácilmente reconocibles. ¿Cómo?

Están llenos de deseos. 

Por cada deseo, un trozo de tela. Viejo, nuevo. De la camiseta o del pantalón. El pañuelo de bolsillo de tu padre. El trapo del coche. Cualquier cosa sirve. Y el proceso es muy simple. Te acercas, y buscas una rama vacía. En el momento parece imposible, pero siempre hay hueco para los sueños. Aprietas con fuerza la tela y cierras los ojos, y se tiñe esa sonrisa que el soñador no ve, pero que ilumina su cara. Sonríe, y deseando, hace un nudo, con la tela, en el árbol. Y deja el sueño ahí, creciendo junto al árbol. Pero no os preocupéis. No es un sueño abandonado. Es un deseo, un deseo por cumplirse. Es un deseo prometido. Lo has prometido. Tú sigue adelante, que el Universo se encargará del resto. Le has confesado a la Tierra tu mayor secreto... 

Sinceramente, es un árbol que me trae buenos recuerdos. Cada vez que ando por esas tierras lejanas -que laten muy profundamente en el pecho-, intento buscar uno de éstos. Y si vuelvo a uno que ya me he cruzado... Sí, admito que intento reconocer mi trozo de tela. Nunca la he vuelto a encontrar, pero quiero pensar que es porque se han cumplido todos mis deseos. De hecho, estoy convencida que es así. 

Veranos compuestos de estrellas fugaces y telas sobre árboles. 

Conozco a una chica que durante años, pedía el mismo deseo a las estrellas que caían del cielo a nuestra terraza, en noches frescas de días calurosos. El mismo deseo, a mil estrellas fugaces, durante mil y una noches. 

Os diré que no todos los sueños se cumplen como uno ha deseado. Y no sólo deseamos sueños. Esta chica, esta chica que conozco -que tiene un estómago de hierro y... o más bien, es un saco sin fondo- consiguió, por breves momentos, que el cielo se alineara para ella. Y una mágica noche de verano, se perdió todas las estrellas fugaces, porque estaba brillando ella. 

No os contaré el final de la historia, porque le pertenece a ella. Diré que quizás su historia de amor habría quedado descartada en el cásting de películas con finales felices. Pero es su final, sólo suyo, y no podría haber sido mejor. 

Así que no te rindas. No hacen falta telas y estrellas para cumplir tus deseos en realidad. Pero nunca está de más recordarte qué es lo que querías. 

Ana 'Uala'


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