Entre apuntes y cervezas

Moritz

Con la energía y motivación que hacemos aquello que nos gusta, no entiendo por qué, en muchas ocasiones, estamos haciendo cosas a disgusto. O mejor dicho, cómo puede ser que no consigamos hacer de aquello que nos desagrada, algo que nos encante. 

Bien, está medio país de exámenes -el otro medio, pues a medias-, y me pregunto. ¿Cómo narices han conseguido que los alumnos detesten de esta forma estudiar? Quiero decir. A mí, personalmente, aprender me encanta. Y me rodeo de gente que sé que le ocurre lo mismo. A la gente que no le gusta aprender, deberían darle una buena lección, y entenderían el placer que es adquirir nuevos conocimientos. 

Entonces, me sigo preguntando. ¿Por qué no nos gusta estudiar?

Digo, me hago cargo de que hay gente a la que le gusta. Incluso a algunos, no les disgusta. Pero a la gran mayoría le parece un trabajo tedioso, y estar de exámenes implica ojeras, ropa poco combinada, barbas de tres días y coletas altas -para no peinarse. 

¿Por qué? 

Padres dirían que si estudiaras día a día, un poquito, al final no tendrías que agobiarte. Estoy de acuerdo, pero también debo decir... A mí, si me explican día a día las cosas bien, no me falta cabeza, y al final, sólo tendría que repasar. 

Me acuerdo del mejor profesor que he tenido, jamás. Daba clase de historia, una asignatura que al final, siempre tienes que acabar repasando un poco. Conseguía... Conseguía traer la historia al aula. O mejor dicho, llevarnos a nosotros ahí. Entre risas, bromas, y muchos cotilleos, conseguía que Maria Antonieta fuera la repelente de clase, y enamorarte de Carlos I, V de Alemania. 

Este hombre conseguía, que a final de curso -recordemos que en el colegio, las asignaturas eran anuales-, al mirarte los apuntes, dijeras: "¡Si esto es lo que explicó el otro día!" Y ese otro día era septiembre, mientras que estábamos a un paso de piscinas y playas. 

Quizás deberíamos plantearnos que estudiar fuera como jugar al trivial. Un juego, y no una presión que se nos impone, una obligación que dice que nos salvará la vida -ir al cole, estudiar una carrera, hacer un máster, un doctorado... y obviamente, tener un trabajo de aquello que has estado haciendo las primeras dos décadas de tu vida- y en realidad, lo que nos salva la vida son los ratos entre estudios. 

Quizás. 

Ana 'Uala'





2 comentarios:

  1. porque lees mis pensamientos. El sistema educativo necesita un cambio.

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