Desconocidos que son amigos




(En cuanto llegue a casa cuelgo la foto. Pero no quería dejar de escribir, ahora que por fin me salen las palabras)
Editado: Ya está aquí la foto. 

Ya os hablé de mi mi nuevo amigo jesuita de Santiago, un encuentro casual... o no tan casual. Me sé de alguien que dice que las casualidades no existen... Algún día os contaré de él. Pero no hoy. 

Hoy quiero hacer una mención a los anónimos que me sonríen por la calle. Desde que saco a pasear mi cámara -a falta de perro- observo algo que me parece fascinante, increíble. Un detalle que no sé fotografiar, pero que queda marcado en mi corazón. 

Estar en una posición absurda, enfocando algo que no se ve. Que por no-casualidad he visto, me ha maravillado y he decidido llevarme a casa. Tengo la capacidad de aislarme al hacer algo que me apasiona. No sé ni dónde estoy, ni qué pasa. Me pasaba de pequeña con la lectura: me causó bastantes peleas con cierta amiga, que nunca podía llegar a mí con las palabras, porque andaba en otros mundos. Lo mismo me pasa con la fotografía. No veo nada más que lo que se ve a través del objetivo. Y las fotos cuentan, pero no escuchan. Entonces, os contaré una cosa fascinante. Al desaparecer temporalmente de este planeta, en muchas ocasiones he sentido, a pesar de la distancia, una energía. Energía que va dirigida a mí, energía fuerte, alegre, llena de luz. Esto es el botón que me hace volver al presente, y darme vuelta. ¿Quién es? ¿Quién me está mirando? Y siendo yo observadora, me siento observada. Observada por sonrisas anónimas que me miran, miran a lo que fotografío, y sonríen. Me regalan sus sonrisas, su ánimo sincero desde el mutuo desconocimiento.

A todas esas personas, gracias. Gracias, por esas sonrisas. Son un magnífico regalo. 

Una sonrisa, risas, el pulgar hacia arriba y acercarse a decirme unas palabras. Gestos insignificantes que lo significan todo. 

Un señor, desayunando solo. Un puro, una comida que no me acuerdo, sentado en una terraza. Saco una foto. Me doy vuelta y le veo. Se ríe, alza los puños en signo de victoria, y unas simples palabras que tu corazón atrapa: 

Muy bien. Muy bien...

Ana 'Uala'

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