Exiliándonos, queriendo


Ocurre en contadas ocasiones que al mirar una fotografía, te vienen recuerdos que nada tienen que ver con lo que reflejan. Y no me refiero a unos sentimientos que no encajan, o una sonrisa en la imagen más inadecuada. Me refiero a ver esta fotografía, y acordarte de otra persona, en otro lugar, en otras circunstancias. 

No sé si os pasará a vosotros; a mí, sí. Y me pasa con toda esta serie de fotografías de este viaje. Obviamente, me acuerdo de cada uno de los disparos que hice, del por qué y se me llena el estómago de felicidad al recordar con quién iba. 

Así que técnicamente, mi mente se divide en dos -más que normalmente- y a pesar de ello, no son contradictorios los sentimientos, porque ambos recuerdos me producen una felicidad inmensa. 

Es demasiado temprano, creo, para hablar del significado oculto de mis fotografías. Sí, es demasiado temprano. Llegará el momento, y entonces, será perfecto. Cuando ya no quiera que el recuerdo sea sólo mío, entonces hablaré. Mientras tanto, si me permitís, me guardaré el secreto para que siga siendo mío y de nadie más...

Me pregunto, qué hace que el cerebro decida ésto y no esto otro...

Pero sí que hablaré de una serie de risas. Risas acompañadas de rumba, de sudor y de pasos sobre tierra. Tranchetes aborrecidos y sangría sin terminar. Miedo a los asesinos pero no a las alturas, soledad y compañía entre paisajes teñidos de diferentes tonalidades de azul. Con un poco de marrón y verde para completar el cuadro. Perdidas entre viñedos y siempre a mitad de camino, para pensar que ya queda poco. Compañeras de viaje, ni la primera vez, ni la última. Escarcha matutina y pelo rizado -o seco, que hacía que tuviéramos que salir un poquito más tarde, o despertarnos más temprano.

Bonitos recuerdos caminando, a veces sobre camino, a veces haciendo el nuestro. Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Sabías palabras de Machado, cantadas sobre su tumba con melodías de Serrat. Reuniones familiares, pueblos desiertos y fotografías de instantes que nunca volverán. 

-Queda molt?
-Mira, hem arribat fins aquí. Ens queda la meitat del camí.
-Sempre ens queda la meitat. 
-Clar. Si queda menys, millor. I si queda més, pensaràs que quedava menys i ho faràs amb més ganes!  És el millor que podem dir!


Ana 'Uala'



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